OPINIÓN

Amigos para siempre

26 de octubre de 2024 - 11:26
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Cuentan las crónicas del 12 de septiembre del año 490 a.C. que aquel día tuvo lugar la Batalla de Maratón en la ciudad griega del mismo nombre, a unos 40 kilómetros de Atenas, que definió el fin de la Primera Guerra Médica, en la cual los griegos derrotaron a un imperio persa que, previamente, había desembarcado en la costa helena. 

Una leyenda ligada a la historia de aquella batalla cuenta que Filípides, un cartero de la época, fue enviado corriendo de Atenas a Esparta, para avisar a los espartanos del desembarco de los persas y solicitar ayuda, recorriendo más de 200 kilómetros en dos días y falleciendo nada más anunciar la noticia. Dicen que su gesta sirvió para que los griegos ganaran aquella batalla y para que, años después, se creara la famosa prueba olímpica de atletismo. 

Como espartanos y atenienses, hace unas semanas hemos conocido que Pablo Ruz y Luis Barcala, a la sazón alcaldes de Elche y Alicante, respectivamente, han decidido que ilicitanos y alicantinos también debemos hermanarnos por un fin común. En esta ocasión la batalla que se libra no es para defendernos de ningún invasor, sino para fomentar el deporte y la imagen de la provincia hacia el exterior. 

El próximo año 2025 tendrá lugar la I Maratón Internacional Elche-Alicante, una prueba que rememora la gesta del cartero Filípides y cuyo recorrido transcurre por un marco incomparable. La prueba dará su pistoletazo de salida en nuestra ciudad, a los pies del Palacio de Altamira y con nuestro Palmeral como telón de fondo, finalizando en la capital de la provincia en el Muelle 12, a orillas del Mediterráneo. 

Echando la vista atrás, y aunque ahora lo podamos ver como algo normal, hace no tantos años habría sido impensable un evento de estas características. Y no porque Elche y Alicante hayan cambiado excesivamente, sino por culpa de esta manía tan española de odiar siempre al vecino. 

Desde que somos pequeños, alicantinos e ilicitanos recibimos una herencia cultural de repudia recíproca, que no se sabe muy bien a qué obedece. Lo cierto es que la no coincidencia de color político en ambos consistorios (Elche fue un bastión socialista mientras que Alicante ha sido dominada por el PP los últimos 30 años) tampoco ha ayudado, por esa otra manía que tienen los políticos españoles de mirar más por sus siglas que por sus ciudadanos. 

Pero dos ciudades tan hermosas, con tanto potencial y tanto que ofrecer a España y al mundo no pueden seguir dándose la espalda ni tirándose los trastos a la cabeza. Porque además, somos complementarias. La conurbación Elche-Alicante, con sus respectivas áreas de influencia, tiene un potencial económico y cultural que nos debería colocar en la cabeza de Europa. Pero, para ello, debemos remar todos en la misma dirección. 

La celebración de esta maratón conjunta, que ojalá sea un éxito, tiene que ser el punto de inflexión que cambie esa siniestra tradición de vivir enfrentados. Elche y Alicante tienen que darse la mano y caminar juntas. Como Atenas y Esparta venciendo juntas al enemigo persa, olvidémonos de nuestras absurdas disputas y luchemos hombro con hombro por el bien de nuestra provincia. 

Como decían Los Manolos en aquella clausura de los JJOO de Barcelona ‘92, seamos amigos para siempre.