Es imposible, por mucho que insistamos, que se puedan borrar las imágenes tan impactantes que, en la distancia, nos provocan el estallido de dolor e impotencia de nuestros ojos y corazón. Cierto, el corazón en un puño y los ojos como platos frente a las pantallas por donde se comunican todas las informaciones al respecto de la DANA (antiguamente Gota Fría). El 29/10/2024 quedará marcado a fuego en la memoria de millones de seres humanos incapaces de asimilar tantísimo daño, dolor y también errores.
El sufrimiento brutal de quienes han perdido algunos seres queridos, o todos, porque hay familias que además de perder todo lo material han perdido, por encima de todo eso, muchos seres queridos.
No hay palabras que pudieran reflejar tanta angustia, tanto dolor, tanta brutalidad con la que las aguas han sacudido a la sociedad valenciana.
Cual no habrá sido la brutalidad de las aguas que desde Utiel hasta Valencia, su área metropolitana bajaban cada vez más crecidas y también cada vez con más “parva” delante de la riada. Y es que la limpieza de los barrancos es un tema crucial, al igual que las construcciones en los cauces o similares, aunque haga veinte años que por allí no pasa una gota de agua. Pero es que luego las aguas reclaman de manera dramática su dominio y sus límites.
La “parva”, es el montón de leñas, cañas, basuras y trocos de árboles incluso vehículos que van avanzando empujados por el agua, pero detrás el agua se amontona hasta subir varios metros y las pruebas están en todos los puentes arrasados o llenos de las cañas que arrastraba el agua.
A un lado y al otro de los barrancos las aguas han llegado en ocasiones hasta la primera planta de los edificios, eso significa que por allí pasaron casi tres metros de agua, con las consecuencias que eso ha provocado para las personas, jóvenes, mayores, niños, adultos….unos porque no los dejaron salir antes del trabajo, otros porque se tropezaron con las aguas crecidas en los propios coches de camino a casa, otros porque corrieron a ver si pudieran sacar los vehículos de los sótanos, y un sin fin de razones que, de cara a futuras DANAs, que nos han dicho que llegarán, habrá que realizar un análisis y generar una formación de la sociedad de tal manera que ante un aviso de color rojo de AEMET, sepan lo que NO TIENEN QUE HACER y si proteger sus vidas por encima de sus propiedades.
Y los agricultores y ganaderos?? Pues más de veinte mil hectáreas gravemente afectadas por las aguas desmadradas. En muchos casos las cosechas perdidas y en otros tantos, los árboles arrancados por la fuerza del agua o tumbados de manera irrecuperables.
Cítricos, caquis, hortalizas, viñas, y otras cosechas, pero para todo esto está Agroseguro que harán su trabajo de manera diligente y razonable precisamente por la brutalidad de los daños. No creo que los peritos de Agroseguro traten de restar ni un solo punto, en sus tasaciones, me refiero.
Pero hay otros muchos daños como son los almacenes en el campo, las casetas de riego, las propias viviendas de los agricultores que acabaron con el agua hasta las tejas. Me viene a la mente el rescate de una señora con su mascota in extremis porque el agua ya superaba las puertas y gracias a la actuación de las fuerzas de seguridad la pudieron rescatar con el helicóptero, como a otros muchos. Encomiable la labor de todos los trabajadores de los cuerpos de seguridad y la UME que en todo momento se sacrificaron para salvar y rescatar a todos.
Hay otro daño que han sufrido los ganaderos y es que en el caso de los cerdos, las ovejas o las cabras y otras ganaderías menores, han sufrido muchísimos ahogamientos. Hay pastores que consiguieron poner a salvo su ganado, pero en otros muchos casos no pudieron ni acercarse por lo rápido de la subida de las aguas.
Felicitar otra vez a los agricultores, AGRICULTORES con mayúsculas, que sufriendo como estaban por sus cosechas y explotaciones no han dudado ni un instante para salir a los pueblos para arrastrar vehiculos, para limpiar barros de las calles y para todas aquellas labores que les han solicitado. Ya ocurrió con el COVID, que salieron a fumigar en las zonas comunes de los pueblos y ciudades y ahora han vuelto a dar una nota altísima de su calidad humana, ofreciéndose para ayudar en todo momento.
Habrá que analizar todos los datos, los daños ocurridos, y los volúmenes precipitados para ver por donde tiene que pasar el agua y hasta donde tiene que llegar.
Habrá que analizar con detenimiento que es lo que falló en las diferentes administraciones para que las consecuencias fueran tan nefastas.
Habrá que realizar una labor docente en las empresas, en los colegios, en las universidades, en las asociaciones de toda índole para que en todo momento las personas puedan ponerse a salvo y ayudar a sus compañeros o vecinos a ponerse también a salvo de futuras crecidas.
Habrá que encontrar el momento idóneo para depurar responsabilidades y culpar a quienes en realidad cometieron errores punibles. Casi doscientos cincuenta muertes y cerca de ochenta desaparecidos no pueden quedar en el olvido.
Quien se equivocó, que lo pague, política o penalmente si hubiera causa, que serán los jueces los que tendrán que decidirlo.
Y ojala que en el futuro no tengamos que lamentar muertes a causa de las crecidas de los ríos o barrancos.
El clima está cambiando a pasos agigantados. El Mediterráneo es muy romántico, pero es traicionero y tiene la particularidad de alimentar las borrascas de manera casi exponencial, precisamente por el levante húmedo cargado agua y la mayor temperatura de sus aguas.
Tendremos que aprender a sortear sus consecuencias devastadoras y aprender incluso a retener toda el agua posible en nuestros cultivos. Ojala lo consigamos y no tardemos en ello.