Una derrota no puede hacer olvidar todo lo bueno que el Elche CF ha hecho durante los últimos meses de competición, como tampoco puede hacer que se tenga que aprender de los errores cometidos. El tropiezo en Lezama ha llegado al entorno franjiverde enfatizado por la condición de colista de la SD Amorebieta. Que el peor equipo de LaLiga Hypermotion te gane, no es plato de buen gusto, pero a efectos prácticos, las consecuencias numéricas son las mismas que haber perdido contra el líder CD Leganés, no sumar tres puntos.
La categoría de plata del fútbol español siempre ha presumido de competitividad e igualdad. Cuando se saca a relucir aquello de ‘ganar a lo Segunda’, se está poniendo de manifiesto que sumar los tres puntos en esta competición requiere mucho trabajo durante los noventa minutos, más tiempo añadido, que dura un partido. El fútbol no tiene sentido, y que el equipo franjiverde, mejor de 2024 hasta el pasado sábado, cayera ante el peor, sólo se puede circunscribir y explicar desde la ilógica lógica de esta categoría.
Evidentemente, si no se gana un partido ante un último clasificado, algo se ha hecho mal. Ahí es donde Sebastián Beccacece debe poner los cinco sentidos y separar la paja del grano para dirimir si el resultado es fruto de la casualidad o de la causalidad. El Elche CF dominó y generó en Bilbao durante cuarenta y cinco minutos, pero los partidos no son un resultado parcial. Igual que no se asciende, ni se desciende en diciembre, tampoco se gana, ni se pierde, durante una primera parte.
El Elche CF ha hecho suficientes méritos, también sin olvidar sus deficiencias (como la falta de gol), como para que el lado de la balanza del pesimismo pese más que la de la realidad. Sacar las uñas por la derrota ante el colista invita a pensar que cuando se predica con la igualdad de LaLiga Hypermotion, realmente se olvida la práctica ante la teoría. El Elche CF se ha ganado el crédito de la evolución de su juego, como para entender que el mejor escriba hace un borrón.