OPINIÓN

Un nido de paz y amor


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Sandra Pascual
29 de diciembre de 2024 - 11:15

Empezaba este año 2024 muy parecido a como terminaba el anterior: con Pedro Sánchez pagando peajes para mantenerse en Moncloa. Por entonces se trataba de la ley de amnistía, esa ley que antes de las elecciones de julio de 2023 no cabía en la Constitución pero que, sorprendentemente, el 24 de julio ya era conveniente para mejorar la vida de los españoles.

Pensábamos entonces que esa, la corrupción política, sería el eje conductor de esta legislatura. Pero nada más lejos de la realidad. Corría el mes de febrero cuando se empezó a destapar para el hombre profundamente enamorado un viacrucis judicial en el que sigue inmerso. Se destapó la trama de corrupción económica que afecta al hermano del presidente, a la esposa del presidente, al número dos del presidente durante muchos años y a varios ministerios, además de comunidades autónomas que entonces, durante la pandemia del COVID-19, gobernaban los amigos del presidente, o el “Uno”, para la UCO.

Esa corrupción económica que se perpetró durante los peores días para los ciudadanos. Mientras todos estábamos en casa, porque un comité de expertos que se inventaron nos recomendaba que no saliéramos. Mientras a las 20h muchos salían a los balcones a aplaudir a los sanitarios. Mientras algunas familias, rotas por el dolor de la muerte, se tenían que romper aún más porque no podían ir al entierro de algún familiar. Recordemos que en familias de 3 ó 4 hijos, debían decidir quiénes eran las 3 personas que podían ir al cementerio para dar el último adiós a su familiar: ¿Iba el viudo o la viuda? ¿Dejaban a algún hermano fuera?

Esa corrupción moral se ha vuelto demostrar cuando, casi a finales de este año, la DANA arrasó con parte de nuestra vecina provincia de Valencia y el presidente Sánchez pronunció aquellas deleznables palabras: “Si necesitan más recursos, que los pidan”. Y todo, porque el gobierno de la Generalitat es de un partido diferente al suyo.

La DANA para la que nadie estaba preparado. La DANA que iba a dejar hasta 180 litros por metro cuadrado en 12 horas, y que en algunos puntos dejó más de 700. La DANA que hizo que el único medidor de caudal del barranco del Poyo contabilizara 4 veces el caudal del Ebro antes de ser arrastrado por la corriente. La DANA por la que se desaguaron 7 mil millones de litros de la presa de Forata para evitar que se rompiera y que desbordó el río magro.

Ante esta situación desgarradora, a los ciudadanos no hubo que pedirles más recursos: desde todas partes de España han llegado cantidades ingentes de voluntarios, material, agua o comida. Desde Elche se han enviado toneladas a diferentes puntos de la provincia. Hemos ido a limpiar y a ayudar en tareas logísticas. Y no solo en los primeros días. Cuando todas las cámaras se han ido, la solidaridad del pueblo ilicitano sigue llegando en forma de regalos de Navidad para los niños de Torrent.

Dice nuestro himno que Elche es nido de paz y de amor. Ojalá este gobierno se lo aplicara alguna vez y se dedicara a servir a los ciudadanos, en vez de servirse a ellos mismos.

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