OPINIÓN

Y son y son … pero lucha por San Antón

18 de enero de 2025 - 02:31
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Mañana, San Antón se vestirá de gala para celebrar su día grande, un momento que une a los vecinos de ayer, de hoy y a todos aquellos que, aunque nacidos en otro lugar, llevan a este barrio en su corazón. Porque, como en Bilbao, los de San Antón nacen donde quieren. La jornada promete ser una explosión de alegría, convivencia, hogueras, música y, por supuesto, un ambiente festivo que nos recuerda el espíritu comunitario que define al barrio.

Sin embargo, al margen de la fiesta, siento que este día también deja espacio para la reflexión. Como vecino orgulloso de mis raíces y de mi historia en San Antón, no puedo evitar ver con tristeza el estado actual de nuestro barrio. Lo que en otros tiempos fue un símbolo de dignidad y comunidad trabajadora, hoy se encuentra dividido en dos realidades muy diferentes.

Por un lado, están los edificios nuevos donde se ha recuperado la dignidad y seguridad: jóvenes que regresan a las calles que una vez vieron crecer a sus padres, personas mayores que disfrutan de una mejor calidad de vida, y un tejido social que, poco a poco, empieza a florecer. Pero, por otro lado, está la otra cara de San Antón: una zona sumida en el deterioro, con problemas estructurales, falta de servicios básicos y una sensación de abandono que contrasta dolorosamente con la alegría que llenará mañana sus calles.

En días como este, cuando todos nos sentimos orgullosos de ser “más de San Antón que nadie”, surge una pregunta: ¿Qué hacemos para devolverle al barrio la dignidad que merece? Ser sanantonero no es solo lucirlo durante un fin de semana, ponerse un pañuelo y presumir del pasado. Es trabajar juntos por un futuro donde todos los rincones del barrio sean espacios de vida digna, tranquilidad y seguridad.

No quiero ser pesimista, pero tampoco puedo ignorar la realidad. El proyecto de remodelación de San Antón está paralizado, y no hay señales claras de que vaya a retomarse. Esto exige un compromiso real, no solo de las instituciones, sino también de los propios vecinos. Es el momento de arrimar el hombro, de exigir lo que necesitamos, de construir juntos un barrio a la altura de su historia y de sus gentes.

Mientras tanto, disfrutemos de este día grande, como siempre y como nunca. Celebremos lo que nos une, recordemos lo que nos hace especiales y miremos al futuro con esperanza, pero también con la responsabilidad de hacer que San Antón vuelva a ser un barrio modelo. ¡Feliz San Antón!

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