El exjugador y preparador físico José Alberto López Pérez repasa su paso por el Elche CF, un club que marcó el inicio de su trayectoria profesional y al que guarda un profundo cariño. Entre 1983 y 1986 disputó más de un centenar de partidos con la camiseta franjiverde durante tres temporadas, vivió el histórico ascenso a Primera División y cumplió el sueño de debutar en la máxima categoría. Décadas después, recuerda aquella etapa como una de las más especiales de su vida, tanto por los éxitos deportivos como por la conexión con una afición, que, asegura, “me hizo muy feliz y siempre me apoyó”.
– ¿Cómo recuerda su llegada al Elche CF y sus primeros años como jugador en el club?
De una forma muy bonita, el Elche significó mucho en mi vida profesional. Con ellos debuté en Primera División y con ellos conseguí ascender. Para mí fue el inicio de mi carrera, y como todo, los comienzos son muy especiales.
- Antes de llegar al Elche, pasó por la cantera del Real Madrid. ¿Qué recuerdo breve destacaría de esa etapa y cómo le ayudó a crecer como futbolista?
Estar en esa época en la cantera del Madrid, ahora no sé cómo será, era sinónimo de muchos factores que te ayudaban después si tenías las condiciones adecuadas, a triunfar. Había mucha voluntad, disciplina y todo el mundo hacía lo máximo por destacar. Creo que estar en un sitio así te configura tu forma de ser posteriormente.
- ¿Qué sensaciones tuvo el primer día que debutó con el primer equipo del Elche?
Aunque ya llevaba dos años jugando en Segunda División, cuando se produjo ese debut, la verdad es que estar en el Martínez Valero con tanta gente te daba algo por dentro. Sentías que estabas en un sitio donde valía la pena vivir algo así.
- Durante su etapa como jugador, ¿qué momentos recuerda con más orgullo dentro del campo?
El día que ascendimos con el Elche en el último partido en casa contra el Bilbao Athletic. En general, la afición del Elche me hizo muy feliz. Es una afición muy pasional y caliente, tanto para lo bueno como para lo malo, pero yo viví su mejor faceta y me encantaba jugar en casa. Era algo muy motivador para mí.
- ¿Cuál considera que fue tu mejor partido con la camiseta franjiverde y qué lo hizo tan especial?
No sabría decir una fecha exacta, pero como mencioné antes, el día del ascenso fue muy importante. También guardo un gran recuerdo del partido en Primera División en el que le ganamos al Atlético de Madrid en el Martínez Valero en la última jornada. Tuve la suerte de jugarlo y de cubrir a Hugo Sánchez. Fue especial porque significaba estar compitiendo contra jugadores que, hasta hacía poco, veía en los cromos.
- ¿Qué futbolista del Elche le impresionó más durante su etapa como jugador y por qué?
Creo que el Elche ha tenido grandes futbolistas. Destacaría a dos por encima del resto a nivel de clase. Uno era Germán Leguía, un jugador excepcional que fue un lujo tener en aquel equipo. El otro era Miguel Recio, que representaba el respeto y el compañerismo; todo el mundo lo apreciaba, parecía que no hacía nada, pero su influencia era enorme. Me quedaría con esos dos.
- ¿Quién fue su mejor amigo en el vestuario y cómo influyó en su experiencia en el club?
Vinimos varios del Madrid en esa época. Después, con Sánchez Lorenzo, coincidimos también en el Logroñés. Es difícil destacar a un solo futbolista. El primer año me llevaba muy bien con los que llegamos juntos de allí, con Belanche y con Ruiz. Con los que conseguimos ese ascenso, el vínculo era muy estrecho. Creo que uno de los grandes éxitos se manifestó fuera del campo, éramos un buen equipo jugando al fútbol, pero también buena gente y que tenía una buena amistad.
- ¿Cómo describiría la relación con tus entrenadores en aquella época y qué aprendió de ellos?
Teníamos en esa época a Roque Olsen y a Cayetano Ré. Tuve la suerte de coincidir con Cayetano en dos equipos, en Córdoba y en Elche. Después tuve también a Antonio Ruiz. Eran entrenadores diferentes a los actuales, quizá no tenían tanta formación, pero sabían muchísimo de fútbol. Conocían lo que iba a pasar en el campo, entendían el juego desde dentro. Eso fue lo que intenté aprender de ellos. La mayoría eran exfutbolistas que intuían lo que iba a ocurrir.
- ¿Quién ha sido el mejor jugador que ha visto jugar en un campo de fútbol y qué le impresionaba de él?
En Logroño tuve la suerte de jugar con futbolistas de gran categoría, como Manolo Sarabia o Quique Setién, y también jugadores sudamericanos como Óscar Ruggeri o Nelson Gutiérrez. Es dificilísimo elegir a uno solo, pero quizás me quedo con la dupla Sarabia-Setién, llegué a decirles un día: “¿Para qué salgo yo aquí a jugar? Si ya haceis todo vosotros”. Era impresionante cómo jugaban al fútbol. Tuve la inmensa suerte de compartir vestuario con ellos.
- ¿Quién ha sido el mejor entrenador que ha tenido y qué enseñanzas le dejó?
Como decía antes, dentro de ese tipo de entrenador de la época, destacaría a Txutxi Aranguren. Nos llevó a lo más alto y supo manejar muy bien al grupo, algo que considero una de las facetas más importantes y difíciles del entrenador. Estuve con él dos años y logró algo que nadie imaginaba, mantener en Primera a un equipo como el Logroñés. Tenía una enorme categoría como técnico y sabía manejar el grupo. Eso era vital entonces, y sigue siéndolo ahora.
Diría que se parecía un poco a Ancelotti, guardando las distancias. Lo más importante no es solo saber de fútbol, sino saber manejar a la gente que puede decidir un partido. Para mí, ese es un valor fundamental en el fútbol que hay que saber gestionar y distribuirlo bien.
- ¿Dónde vivió mientras jugaba en Elche y cómo era su día a día fuera del campo?
Antes de llegar al Elche, Diego Quiles fue a visitarme al Bernabéu y me dejó claro que había interés por ficharme. Yo tenía claro que no podía subir al Madrid porque por delante mía estaba Chendo y tenía que salir. Yo acababa de casarme y le dije a Diego que la única condición era que no podía vivir en Elche, porque me acababa de casar y mi mujer trabajaba en Córdoba, así que mi única condición fue poder vivir en Alicante, donde podía desplazarse sin problema.
En aquel momento a prácticamente ningún futbolista del Elche se le dejaba vivir en Alicante, era una guerra casi, pero Diego fue muy comprensivo y accedió. Finalmente, viví tres años en una urbanización a la salida de Alicante camino a Elche, aunque seguía siendo territorio de Alicante.
- ¿Qué le gustaba hacer en tu tiempo libre durante esos años en Elche?
Mi tiempo libre era muy limitado. Las pretemporadas eran larguísimas y los entrenamientos muy exigentes, por lo que muchas veces solo me quedaba tiempo para descansar y dormir. Poco después tuvimos a nuestro hijo, que ocupó gran parte de mi tiempo libre y se convirtió en una especie de “hobby”.
- ¿Cuál era su comida preferida y algún restaurante al que fuera a menudo?
Uno de mis lugares favoritos era una marisquería ubicada entre los Arenales y Santa Pola, llamada El Faro, donde hemos celebrado comidas con toda la plantilla, me gustaba muchísimo ir.
También disfrutaba de varios restaurantes en el palmeral, especialmente cuando trabajaba como preparador físico, ya que entonces contábamos con más libertad y no estábamos pendientes del descanso como los jugadores. En esa etapa viví cerca de la carretera antigua que conectaba Alicante con Elche, cerca del núcleo urbano del club.
- ¿Tiene amigos fuera del fútbol en Elche que sigas conservando hasta hoy?
Sí, aunque no las he cultivado demasiado. Durante la etapa de mi hijo en equipos inferiores del Kelme, nos reuníamos con otras familias y hacíamos cosas, pero no mantengo un contacto constante. Aun así, conservo muy buenos recuerdos de Elche y de su gente, y siempre me ha parecido una ciudad maravillosa y quiero volver dentro de poco para recordar todos esos sitios que todavía tengo en la cabeza.
- Su generación de jugadores, que vino en gran parte desde Madrid y logró el ascenso en 1984, se conocía como “Los Pitufos”. ¿Cómo recuerda ese grupo y su rol dentro de él, quizá en imagen como “el buitre” de esa quinta?
Tuve la suerte de jugar con grandes compañeros, como Emilio Butragueño en el Castilla, y aunque no me veía jugando allí por la cantidad de talento que había, cuando tuve la suerte de que el Elche me llamó encontré un grupo humano excepcional. Más allá del valor futbolístico, lo que destacaba era el grupo.
El equipo era muy fuerte, cuando había que esforzarse, todos se esforzaban; cuando había que bajar la cabeza y trabajar, todos tiraban hacia adelante. La homogeneidad del grupo era clave, nadie se hacía el remolón para luego llevarse los halagos. La amistad y la camaradería se extendían fuera del campo, con las familias compartiendo tiempo juntos después de los partidos. Esto fue decisivo para los éxitos que vivimos y nos dio fuerza para conseguirlos.
- Si tuviese que hacer una valoración final de su etapa en el Elche, ¿cuál sería?
Fue una etapa muy positiva. Estuve tres años como jugador y después dos años como preparador físico. El primer año, con el ascenso, fue maravilloso. Tuve la suerte de debutar en Primera con el Elche, aunque descendimos, y al año siguiente nos faltó un punto para volver a subir, siempre luchando por un objetivo muy importante. Eso me enseñó a valorar los éxitos. Recuerdo estar en un estadio con 50.000 personas el día del ascenso, algo que nunca había visto, y me sentí en una nube.
El fastidio fue no renovar después de haber jugado todos los partidos durante esas tres temporadas, pero eso es parte del fútbol: a veces a unos técnicos les cae mejor un jugador que a otros. Si no hubiese salido de Elche, no habría llegado a jugar con el Logroño, así que con la perspectiva del tiempo considero que mi época en Elche estuvo muy bien, y la posterior etapa en Logroño también fue excelente, siendo donde vivo actualmente.
- Tras retirarse como jugador, comenzó su segunda etapa en el fútbol como preparador físico. ¿Qué le motivó a dar ese paso?
Antes de comenzar mi carrera profesional en el fútbol estudiaba Educación Física en el INEF de Madrid. La preparación física siempre me había apasionado y era una evolución lógica de mi formación académica. Tenía claro que no tenía cualidades para ser entrenador, así que continuar en el fútbol como preparador físico era la manera de seguir vinculado al deporte, aplicando lo que había estudiado y disfrutando de ello.
- ¿Cómo fue su experiencia trabajando como preparador físico en el Elche y qué destaca de esa etapa?
En el Elche estuve muy bien. Contábamos con buenas instalaciones y todo lo necesario para trabajar. Coincidí con entrenadores maravillosos. Viniendo de lugares como Jaén, donde no había ni campo de entrenamiento, disponer de gimnasio y buenas condiciones fue un cambio enorme. Fue mi primer gran paso como preparador físico, y de ahí me fui luego al Sporting de Gijón, donde también amplié mi experiencia.
- ¿Qué cambios importantes ha visto en la preparación física y el entrenamiento de los jugadores desde que empezó hasta hoy?
Una barbaridad. Los cambios han sido enormes. El calendario de ahora no es como el mismo. Antes los entrenadores tenían un once muy definido y apenas unos pocos jugadores de reserva. Hoy en día se debe trabajar con toda la plantilla, adaptando los entrenamientos a cada jugador según sus características y la carga de trabajo que llevan durante la temporada. Los futbolistas actuales están mucho más preparados físicamente, incluso individualizando entrenamientos, algo que antes no existía. El cambio es absoluto y requiere una adaptación muy fuerte de los preparadores.
- Fuera del fútbol, ¿cómo ha sido su trayectoria profesional y qué proyectos ha desarrollado tras su retirada?
Tras dejar el fútbol me dediqué a la preparación física y trabajé en varios lugares de España. He continuado vinculado al deporte, aplicando mi formación y experiencia tanto en el fútbol como en otros proyectos relacionados con la actividad física. Hace ocho años decidí dejarlo, porque prefería dedicar más tiempo a mi familia. Tuve oportunidades de hacer cosas en el extranjero, pero prefería estar aquí tranquilo.
- ¿Cómo valora la evolución actual del Elche CF y qué opinión tiene del equipo en la actualidad?
En el Elche tenéis un entrenador, que no conozco mucho, pero por lo que veo y por quién es, es un entrenador que ha mamado de buena fuente. Su padre, no se dedicó a ser entrenador pero tenía muchos conocimientos, y él ha mamado desde pequeño una forma y un estilo de juego que ahora es lo que se lleva. Yo lo he vivido con su padre, por lo que no me resulta extraño. Lo está haciendo muy bien y auguro que va a ser un entrenador para muchos años y que va a conseguir muy buenas cosas.
- ¿Qué expectativas tiene del Elche tras el gran inicio de esta temporada?
Tal como está la Primera División y con el presupuesto que tiene el Elche su objetivo debería de ser el de mantenerse. También un poco porque el Elche ha sido un equipo de los que se llamaban ‘ascensores’, pero eso tiene que terminar y asentarse en Primera División manteniéndose cuatro o cinco años en la élite.
Yo creo que este año se van a mantener y se asentarán las bases para formar un equipo mucho mejor.
- Si tuviera que dar un consejo a un joven jugador de la cantera del Elche que sueña con llegar al primer equipo, ¿qué le diría?
Que lo visualice, que lo quiera y que esté todo el tiempo pensando en conseguirlo. Cuando yo estaba en juveniles siempre soñaba con estar en el Real Madrid. Hay que soñar y quererlo, es lo principal y lo que te lleva después al éxito final.
- Mirando atrás, ¿qué es lo que más orgullo le da de su trayectoria en el Elche, tanto como jugador como preparador físico?
Primero el reconocimiento de la gente. Yo tengo un recuerdo de que la gente me estimaba mucho. El hecho de en tres años no haberme perdido ningún partido aparte de las sanciones, es un motivo de orgullo. Ascender al Elche es algo que también me llenó y fue una cosa impresionante, nunca había vivido una alegría en propias carnes como haber ascendido con el Elche a Primera División.
- ¿Cómo le gustaría que la afición franjiverde recuerde su historia y su contribución al club?
Cómo me han manifestado muchas veces: Como una persona honrada, que lo daba todo en el campo, que se sacrificaba siempre y que buscaba el bien, no solamente el mío, si no el del equipo, porque si buscas el bien colectivo aparece el propio. Me gustaría que me recordasen así, como un trabajador que lo daba todo desde el minuto uno hasta el minuto noventa.