Escribía Antonio Machado: “Españolito que vienes al mundo te guarde Dios, una de las dos Españas ha de helarte el corazón”.
Con la Ley para la Reforma Política se inició el proceso en España para superar la época de la dictadura, hecho que culminó con la Constitución de 1978. Los españoles dimos ejemplo al mundo entero de una transición modélica y el distanciamiento entre las “dos Españas” comenzó a desvanecerse hasta que años después, fue superado definitivamente.
La alternancia política, fruto de los resultados electorales, se ha vivido en nuestro país con absoluta normalidad y con sus luces y sus sombras, hemos conseguido entre todos, alcanzar altos niveles de modernidad, de madurez política y además, importantes avances sociales y económicos.
A fecha de hoy, todo lo logrado parece haberse volatilizado, como consecuencia de la política que el presidente Sánchez en la que prima el interés personal por encima del general. Vender España a una parte de ella a cambio de unos votos para seguir en la poltrona, me parece una de las mayores indecencias nunca vistas en la historia de nuestra democracia. Algo tan sencillo como repasar el texto de nuestra Carta Magna para constatar lo que de todos es bien sabido, ¡bueno!, de todos no, sino que se lo pregunten al Sr. Bolaños, artículo 1: La soberanía nacional reside en el pueblo español del que emanan los poderes del Estado.
La venta de España a Cataluña abre otra vez y por desgracia, la puerta al fantasma de las dos Españas. Helado se nos queda el corazón cuando una ley de amnistía fabricada ad hoc eliminará para siempre los delitos cometidos por independentistas y secesionistas catalanes, dejando al Estado de Derecho al pie de los caballos, Tribunal Constitucional (17 de octubre de 2017). «Sentencia del Tribunal Constitucional núm. 4334-2017 declararando la inconstitucionalidad y nulidad de la Ley de Cataluña 19/2017, de 6 de septiembre, denominada “del referéndum de autodeterminación”.».
En la deriva independentista, facturadora de la Soberanía Nacional, de la paz y del abrazo fraterno entre los españoles en 1978, además, confluye el sentimiento egoísta y fagocitador del anexionismo de territorios que nada tienen que ver con los propios de Cataluña, más allá del conjunto autonómico que constituye la grandeza de nuestra Nación.
El presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón en una extraordinaria intervención en la Comisión General de Comunidades Autónomas del Senado en la que se debatía un informe autonómico de la Ley de amnistía, lo ha dejado meridianamente claro: “Una humillación del Estado, la negación del diálogo común o la apología del monólogo unilateral”, expresa la burla, el menosprecio hacia el resto de comunidades autónomas y denuncia una vez más “la ensoñación de los paisos catalans”.
Helados cada día ante semejantes desatinos y sin razones, españoles de la derecha y también otras muchas de la izquierda que, para mayor asombro, atónitos, contemplan un partido que ha perdido su esencia y se ha transmutado en otro de carácter único, presidencialista y personalista, más allá de la Constitución o más acá de la misma.
Tal y como comenzaba al inicio de este escrito, las palabras de Machado siguen siendo para mí, en estos momentos, motivo de inspiración: “Ya hay un español que quiere vivir y a vivir empieza, entre una España que muere y otra España que bosteza” Las próximas elecciones europeas han de ser una prueba evidente de que los españoles no nos dormimos en los laureles. Es el momento y la ocasión. Espero que podamos dar entre toda una lección en las urnas, al menos para decirle al ínclito Sr. Sánchez lo que opinamos la mayoría del pueblo español.