El viaje de esta venerada iglesia se remonta a 1648, cuando la imagen de Nuestra Señora de la Asunción fue trasladada desde la ermita de San Sebastián a Santa María, impulsada por el fervor popular tras una devastadora epidemia de peste. Desde entonces, Santa María se convirtió en un epicentro de fe y devoción en la región, aunque enfrentó desafíos significativos en su camino hacia la grandeza.
A lo largo de los años, Santa María enfrentó desafíos estructurales y naturales. La ermita inicial fue reemplazada por una espléndida iglesia barroca, cuya construcción comenzó en 1673 bajo la dirección del arquitecto Francisco Verde. Sin embargo, los terremotos y defectos de construcción amenazaron su estabilidad, lo que llevó a extensas reparaciones dirigidas por el arquitecto Marceliano Coquillat y Llofriu a principios del siglo XX.
En 1936, durante la Guerra Civil, Santa María sufrió el asalto y el incendio de su interior, perdiendo gran parte de su valioso patrimonio cultural y religioso, incluida la imagen de la Patrona ilicitana. No obstante, tras el conflicto, comenzó un arduo proceso de restauración bajo la dirección del arquitecto Antonio Serrano Peral, que devolvió a la basílica gran parte de su antiguo esplendor.
El reconocimiento papal llegó en 1951, cuando S.S. Pío XII otorgó a Santa María el título de Basílica Menor, en reconocimiento a su papel en la defensa y propagación del dogma de la Asunción de María. Desde entonces, la basílica ha sido declarada monumento protegido y ha sido objeto de diversas restauraciones y renovaciones.
Pero el legado de Santa María trasciende su arquitectura y su historia. Es el único templo católico que tiene el privilegio de representar en su interior la Festa o Misterio de Elche, una obra teatral religiosa de renombre internacional. Este honor, concedido en 1632 por la Cámara Apostólica del Papa Urbano VIII, resalta la importancia espiritual y cultural de esta venerada basílica.
La continua renovación de Santa María de Elche es un testimonio de la perseverancia y la devoción de generaciones de ilicitanos enamorados de las tradiciones, cultura e historia de Elche.