La integración verdadera va más allá de valorar únicamente el trabajo de personas con discapacidad. Es crucial reconocer el papel fundamental de aquellos sin discapacidad en este proceso. Son ellos quienes sirven de referentes, quienes fomentan la inclusión real al trabajar codo a codo con sus compañeros con discapacidad. Sin su presencia y participación activa, la integración no es completa.

Es fundamental entender que la inclusión no se trata solo de resaltar el trabajo de un grupo específico, sino de reconocer y valorar las contribuciones de todos. Las personas sin discapacidad también merecen su espacio y reconocimiento en este proceso. Son parte esencial del tejido que permite que la integración se lleve a cabo de manera efectiva.

A menudo, se olvida este aspecto en las discusiones sobre inclusión e integración, lo cual es lamentable. Es hora de reconocer el papel crucial que desempeñan las personas sin discapacidad en la construcción de un entorno verdaderamente inclusivo. Sus acciones y su compromiso son tan importantes como los de cualquier otro grupo en este camino hacia la verdadera integración.

Es necesario destacar y reivindicar el trabajo de aquellos que, en la sombra, contribuyen significativamente a la integración. No se trata solo de halagar el esfuerzo de un grupo, sino de reconocer el trabajo conjunto de todos los involucrados. Es momento de celebrar la diversidad y promover una integración que incluya a todos por igual.