El Elche CF de la trigésima jornada poco, o nada, tiene que ver con el Elche CF que empezó la temporada. El fútbol es evolución constante, también involución, y el ejemplo franjiverde es el que mejor define que lo importante no es cómo se empieza, sino cómo se acaba. Los números no engañan, para bien y para mal. El equipo ilicitano ha pasado de estar a diez puntos del segundo clasificado, en la novena jornada, a, en veintiún partidos, robar el puesto.
El fútbol no regala nada. Todo lo que sucede, sucede por una razón. La actual situación franjiverde no se ha dado por generación espontánea. Ha llegado por una colección de momentos que, lejos de amilanar a la plantilla, ha hecho que se reivindique para dar lo mejor de sí misma. Evidentemente, lo táctico también cuenta. Hay detalles que se han sabido subsanar y reciclar, pero la base sigue siendo la misma, con el balón como protagonista.
Beccacece ha sabido mantenerse en la línea que separa la insistencia de la cabezonería para mejorar un concepto. Podía ser bueno, pero LaLiga Hypermotion no entiende de ideas, sino de resultados. El regreso de John, y su mesura en la medular, y la aparición de Dituro, poniendo el cerrojo bajo palos, se han convertido en ángeles de la guarda de un estilo de juego. El fútbol es gol, pero también equilibrio y defensa; al Elche CF le faltaba y cuando lo ha tenido ha mejorado.
Cualquier equipo que quiere conseguir un objetivo necesita, como cualquier edificación para sostenerse con el paso de los tiempos, unos cimientos sólidos. El gol podrá llegar o no, pero poner el cero en tu portería es aval de éxito. Beccacece lo ha conseguido porque ha encontrado los cinceles que necesitaba para esculpir su propuesta futbolística. El argentino siempre remarca que imprescindible no hay nadie, importantes son todos. Dituro y John son, de los importantes, los más imprescindibles.