Todo empezó con un penalti. Era el minuto 68 en el Ciutat de Valencia, la afición franjiverde había agotado las entradas para el ‘away’ (así se le llama en Reino Unido al viaje que se hace para animar a tu equipo fuera de casa) a Orriols y el Elche tenía el partido bajo control con un 0-2 más ocasiones para haber ampliado la renta a tres goles. Pero en una fatídica internada de Álex Muñoz en el área, se provocaba un penalti que desencadenó todos los males.
El ambiente hasta entonces para el Levante era muy poco favorable, con pitos y su director deportivo de interino hasta final de temporada tras la destitución de Javi Calleja dos semanas antes. No obstante, el equipo ‘granota’ convirtió la pena máxima y a partir de entonces el Elche se instaló un aura de inseguridad en la que acabó perdiendo el partido 3-2. Los ilicitanos no solamente venían de ganar cuatro partidos de forma consecutiva, si no que se habían convertido en un muro en defensa, recibiendo únicamente tres goles en los once encuentros anteriores. Además, de haber ganado en Orriols habrían acabado esa jornada en ascenso directo a tres del 1º y tres por encima del 3º.
Los números que vinieron después
Todo hacía presagiar que la remontada, a pesar de ser un jarro de agua fría, era un mero tropiezo, aunque grave, y que el equipo se levantaría. No obstante, acabó sucediendo prácticamente lo contrario. Desde entonces se han jugado siete partidos, 21 puntos en juego de los que únicamente se han conseguido ganar cinco, sumando por el camino cuatro derrotas mientras que en los siete duelos anteriores al partido contra el Levante se sumaron 16 de 21 unidades.
Algo que también se ha hecho latente es la debilidad defensiva, habiendo recibido en este lapso de tiempo mencionado desde la visita a Orriols nada menos que 16 goles, cuando en los siete duelos anteriores a jugar contra el equipo ‘granota’ únicamente se encajaron 2. Tras aquella remontada se perdió también de manera consecutiva frente a Ferrol y Oviedo en dos partidos en los que no se vio atisbo de mejoría.
Tras ello, el equipo volvió a caer en errores propios y dejó escapar dos puntos en Zaragoza. Aún así, la semana siguiente se volvía a vencer contra un rival directo contra el Sporting y a la siguiente se sacó un empate de la visita del Espanyol, aunque también con dudas ya que los dos goles fueron dos errores individuales. Finalmente, a domicilio contra el Racing y en casa contra el Huesca el Elche ha recibido dos ‘estocadas’ casi definitivas con las que ya no depende de sí mismo para entrar en playoff. Todo ello con un equipo mermado moralmente y en un contexto difícil también en lo extra deportivo con los despidos del entrenador de porteros, Miguel Escalona, y el jefe de servicios médicos, César Quesada. En lo deportivo quedan tres finales en las que el Elche, si quiere jugar promoción de ascenso, deberá hacer un 9 de 9 y esperar a que sus rivales fallen.