¿Qué habría pasado si Christian Bragarnik hubiera apostado por fichar un delantero contrastado para pelear por el regreso a LaLiga EA Sports durante la presente temporada? Responder la pregunta es tan difícil como entender los motivos por los que el propietario franjiverde no ha podido, o no ha sabido, darle a Beccacece el estilete que todo entrenador desea tener en una categoría tan igualada y competitiva como LaLiga Hypermotion, en donde los detalles marcan la diferencia.

Tampoco apostar por un futbolista contrastado te asegura el éxito. Sergio León, sobre el papel, lo era y la experiencia con el cordobés ha reforzado aquello de ‘segundas partes nunca fueron buenas’. Habrá quien con el fichaje del andaluz restará cuota de responsabilidad al propietario, pero no se puede olvidar que el encargado de dirigir esta plantilla, el máximo exponente y entrenador, Beccacece; explicó, en pocas palabras, que el ya ex franjiverde no era lo que su Elche CF necesitaba.

La reflexión del técnico me lleva a otra. ¿Quería desde principio de temporada Beccacece a Sergio León? A tenor de su mensaje no. Si un futbolista no encaja en una idea de juego, no encaja. ¿Quién es el responsable de que el fichaje no haya surtido efecto? ¿Quién lo ficha o quien no sabe sacarle provecho? También cabe la posibilidad de que el mensaje fuera un brindis alsol para no dañar al futbolista en su salida, pero la dirección que ha tomado el discurso no se ha medido porque sólo apunta a la planta noble del Martínez Valero.

Lejos de mensajes poliédricos, lo que queda claro es que un equipo como el Elche CF no puede empezar la temporada con una delantera formada por Lucas Boyé, Ezequiel Ponce y Pere Milla y terminarla con Borja Garcés, Manu Nieto y Mourad Daoudi. La comparativa no nace desde la falta de respeto, nace desde el sentido de común de tener un equilibrio. Bragarnik dirá que “quien no quiere estar no está” y el aficionado dirá que el “diners i els collons, per a les ocasions”.