La situación de un jugador que no tiene minutos habitualmente, es complicada de gestionar por parte de un entrenador. Que el futbolista esté motivado depende más del jugador que del entrenador en muchos casos, sin olvidar la parte de responsabilidad del técnico. Cuando la confianza la tiene el compañero con el que compites por el puesto, y que da un rendimiento alto, o eres regular en el trabajo entre semana o el técnico siempre decide por el que le da resultados.

Si un jugador es competitivo, la situación siempre será más fácil de llevar porque, cuando reciba la oportunidad dará el máximo para intentar reivindicarse y demostrarle al entrenador que se ha equivocado durante todo el tiempo en el que no ha tenido minutos. Además, le hará ver que es tan válido como su compañero y que puede optar al puesto de titular, si no quiere darle la razón al entrenador, que acierta cada vez que apuesta por el otro.

El futbolista tiene que dar un paso adelante cuando le dan una oportunidad. Si lo hace bien, seguro que hará que su entrenador se replanteé la situación, pero tampoco hay que olvidar que sin ritmo de competición y en noventa minutos, un jugador no puede demostrar lo que otro lleva reflejando durante toda una temporada. Es una cuestión que se debe saber valorar terminado el partido, en frío.

Un entrenador tiene que intentar tener a toda su plantilla enchufada. Evidentemente cuando hay jugadores que tienen menos oportunidades el futbolista deja de confiar. Algunos técnicos hablan mucho, pero a la hora de la verdad dan minutos a los mismos jugadores, sin embargo, el futbolista tiene la obligación de dar lo máximo cuando llegue su momento. Yo como entrenador si daría una oportunidad, si me convence y me demuestra que rinde, al que ha sido suplente.