José Castroverde Prieto fue uno de esos futbolistas de la vieja escuela: sacrificio, orgullo y fidelidad a unos colores. Castroverde nació en Aspe en 1957, fue centrocampista del Elche CF entre 1977 y 1983. Disputó 145 partidos entre Primera, Segunda y Copa del Rey, anotando un total de ocho goles y llegando a ser capitán del equipo.
Formado en el juvenil y el Ilicitano, debutó en Primera con Roque Olsen y se consolidó como medio defensivo durante seis temporadas, bajo las órdenes de técnicos como Heriberto Herrera o Arsenio Iglesias. Participó en el histórico Elche-Cádiz por el ascenso en 1981. Tras dejar el club franjiverde jugó en el Granada, Orihuela y Eldense, donde se retiró en 1993.
Canterano, capitán y símbolo del Elche durante varias temporadas, el exjugador franjiverde repasa en esta entrevista los momentos que marcaron su carrera, desde su debut en Primera hasta el inolvidable brazalete que llevó con honor. Ya jubilado, habla con la misma pasión de aquellos partidos, de la afición y de un sentimiento que, asegura, nunca se borra: ser del Elche.
- ¿Qué es de la vida de Castroverde y a qué se dedica actualmente?
Actualmente estoy jubilado y me dedico a disfrutar de la vida, de lo que no he podido antes disfrutar.
- ¿Cómo fue su llegada al Elche Club de Fútbol y qué recuerdos tiene de su etapa en la cantera?
Mi llegada al Elche Club de Fútbol fue por los juveniles. Vinieron a jugar un partido en el equipo que estaba, parece ser que me salió bien o que repartí mucha leña. Los puse a raya a todos, entonces les gustó y vinieron a ficharme. A partir de ahí empecé en el Elche Juvenil. Estando allí, fuimos campeones de España en un torneo. De ahí pasé al Ilicitano, donde estuve una temporada y, cuando terminó, no me dijeron nada del Elche, no recibí ninguna llamada. Entonces pensé que para jugar en el Ilicitano en Tercera la mejor opción era la de irme a mi pueblo. Aproveché y me fui voluntario a la mili.
Da la casualidad de que, estando en la mili y cuando ya llevaba unos meses, me llaman del Elche para decirme que me tenía que presentar en julio. Pero yo ya estaba en la mili, tuvieron que hablar con los del cuartel, con la autoridad. Lo hicieron, hablaron con ellos y me dieron salida. A partir de ahí empecé ya a jugar con el Elche.
Empecé con Roque Olsen, en el año en que estábamos en Primera. Ese año descendimos y, siendo joven, jugué solo un par de partidos: uno en Burgos y otro en Cádiz, cuando ya estábamos descendidos. A partir de ahí, empezaron a venir entrenadores y jugaba con todos; a lo mejor con alguno no empezaba, pero en dos o tres partidos ya entraba. Todos los años, más o menos, hice unos treinta y pico partidos.
- ¿Qué sintió la primera vez que se puso la camiseta del Elche en un partido de Primera División para debutar?
Es una emoción muy grande, muy rara. Representar a un equipo como el Elche y después ver la barbaridad de gente que hay, porque antes la gente iba más a los estadios, aunque ahora también va mucho. Es una emoción muy grande, no sé cómo explicarla. Jugar en Primera o en Segunda con el Elche es una alegría inmensa, defender sus colores es algo muy especial.
- ¿Cuál ha sido el mejor futbolista que ha tenido de compañero en el Elche?
He tenido épocas muy distintas y muy buenos compañeros. De los más antiguos, por ejemplo, Voglino o Trobbiani. Con los que jugué más adelante me quedo con Paco Bonet y Kostic. He compartido vestuario con muy buenos jugadores.
- ¿Cómo eran aquellos partidos y derbis contra el Hércules?
En aquella época tampoco jugábamos demasiado contra ellos. Siempre ha habido, una enemistad no, pero sí unas ganas de ganar superiores a las de otros partidos. Parecía que fueran el equipo de la capital, pero el Elche para mí es tan importante como Alicante. No coincidimos mucho en las categorías, pero ganarlos era una alegría inmensa.
Poder participar en esos partidos también era muy especial, porque sí que jugué más en categorías juveniles. Traer el triunfo y darle esa alegría a la afición era distinto, contra un equipo tan cercano se celebraba mucho más. Con el Murcia, en cambio, sí coincidimos más en aquella época y jugamos bastantes partidos.
- ¿Cuál es el entrenador que más le ha marcado a lo largo de su carrera?
He tenido muy buenos entrenadores: Roque Olsen, Felipe Mesones, Heriberto Herrera… Para mí, quizá el que más me marcó fue Heriberto Herrera, con quien más aprendí. Era el que más nos implicaba tácticamente, el que más te corregía e indicaba. Tenía una manera distinta de entrenar: te tiraba el balón en una parte del campo y te decía “vamos a ver qué haces”, observaba y luego te explicaba quién estaba bien colocado y quién no. Todo eso se te quedaba grabado.
Ha sido para mí el entrenador que más me gustó, aunque de Felipe Mesones también estoy muy agradecido; al igual que de Roque Olsen, que fue el primero que me subió. De ellos no puedo hablar mal, guardo muy buen recuerdo.
- ¿Qué sintió al ponerse el brazalete de capitán siendo canterano del Elche Club de Fútbol?
Es una sensación increíble de representar a tus compañeros y más aún a un equipo como el Elche. Es una alegría inmensa. Participando en los partidos te sientes orgulloso de llevar el brazalete, es un orgullo poder haber sido capitán y nunca lo olvidaré.
- ¿Cuál ha sido el partido que más le ha marcado en su carrera profesional?
El que más me ha marcado fue, por desgracia, el del Martínez Valero contra el Cádiz. Nunca veré el campo como lo vi ese día. La afición estaba a reventar, no cabía un alfiler: había gente en las escaleras, en los fosos, incluso fuera del estadio.
No sé qué nos pasó, pero no hicimos el partido que debíamos. Nos influyó la desgracia que tuvo Campos en la salida, eso le puede pasar a cualquiera. Luego intentamos reaccionar, pero creo que el planteamiento fue demasiado defensivo. Con el empate nos valía y el entrenador sacó un equipo con muchos centrocampistas y solo uno en punta, si no me equivoco era Terry el único atacante. Para mí teníamos que haber salido con más delanteros, como solíamos jugar.
Además, se cambió la defensa completamente. Si alguien había jugado toda la vida de libre y lo estaba haciendo fenomenal, no entendí por qué se modificó la posición. Ese cambio fue raro y, en mi opinión, nos perjudicó.
- ¿Cómo ha vivido el ascenso del Elche esta temporada?
Me dio una alegría inmensa que el equipo pudiera conseguir el ascenso. Cambia mucho jugar en Segunda División a hacerlo en Primera. También por la sensación de la gente y de los equipos que bajan, que es muy diferente. Es otro ambiente, cambia mucho. Se revalúa todo: las entradas, el jugador, el campo, la ciudad… Es mucha la diferencia entre estar en Primera o en Segunda.
Para mí fue una alegría inmensa, porque no pude ir mucho al estadio, pero lo primero que hago los fines de semana o durante la semana es mirar los resultados. Eso sí que lo sigo rápido, porque el resultado del Elche es muy importante para mí.
- ¿Cómo está viendo el inicio de temporada del Elche?
Fenomenal. Me está pareciendo muy bien. En el primer partido tuvimos la desgracia de empatar, pero para mí no jugaron mal. Luego el resultado que sacamos en Madrid fue fenomenal. Yo creo que no vamos a pasar dificultades, vamos a estar ahí de mitad de tabla para arriba, porque el equipo está con ganas.
- ¿Cuál considera que ha sido su mayor logro personal dentro del fútbol?
El mayor logro para mí ha sido que en todos los equipos en los que he estado he sido un jugador de club. En todos los sitios me han querido y eso ha sido lo más importante. Quizás donde menos me han querido ha sido en mi tierra, y un poco en Elche. Pero eso también lo comprendo, porque había otros jugadores que eran amigos de periodistas y era normal que a mí me pusieran un poco a raya. Eso me influía mucho, porque como jugador siempre me veían mal.
Aun así, he estado muy contento y orgulloso de haber jugado en los equipos en los que jugué. La prueba es que, en los equipos en los que quise quedarme, estuve muchos años.
- ¿Qué consejo le daría a los jóvenes de la cantera del Elche que sueñan con llegar al primer equipo?
Que no se desilusionen, que luchen por la ilusión que tienen de conseguir llegar al equipo, porque el que tiene que llegar, llegará. Yo mismo soy un ejemplo, dejé el fútbol y, cuando menos lo esperaba, me llamaron. Cada uno tenemos nuestro camino, y el deseo es que peleen, que no se desanimen y entrenen con ganas, que es lo principal.
- ¿Hay algún partido, momento o gol que recuerde con especial cariño?
No he sido de marcar muchos goles, casi ninguno. Me acuerdo solo de uno, creo que fue contra el Castellón. Fue una pelota que corté en el centro del campo, avancé, y desde casi mitad de campo terminé metiendo un golazo a la escuadra.
- ¿Cómo ha cambiado su relación con el fútbol tras retirarse o reducir su actividad profesional?
Te cambia la vida. Es diferente, otro ambiente. Conoces a muchísima gente, pero es como si los vieras todos los días. Aunque pase tiempo sin ver a alguien, es como si hubieras hablado ayer con él. Se forma una amistad tremenda, amistades que no se pierden nunca.
Aunque pasen años sin ver a un compañero, es como si lo vieras a diario. Cambia mucho respecto a la vida normal. Puede ser porque en el fútbol convives todos los días, y además terminas el entrenamiento y tienes tiempo para hablar, salir o hacer cosas juntos. Se forjan lazos muy fuertes, muy bonitos.
- ¿Qué le motivaba a dar lo mejor de sí mismo en cada entrenamiento y partido?
Eso depende mucho de la mentalidad. Tener una mentalidad de sacrificio es lo más importante, y gracias a Dios yo la he tenido. Te digo que ahora casi no corro, porque las rodillas no me dejan, aunque las tengo bien. Pero antes tenía un punto de honor que no me permitía parar. Eso es lo que te hace dar lo máximo, el punto de honor.
- ¿Qué soñaba cuando empezó en la cantera y cómo se compara con la realidad de su carrera?
No lo piensas. Cuando me ficharon, me dio una alegría tremenda, pero luego no piensas dónde estás, no te das cuenta. Una vez que has firmado, te ves dentro, pero no lo piensas, es conforme te van viniendo las cosas. Creo que se piensa más desde fuera que desde dentro. Desde fuera dices: “Si yo hubiera jugado” o “si hubiera hecho esto o lo otro”. Pero estando dentro, la rueda te va llevando. Estás en un mundo en el que se vive muy bien, con compañeros muy buenos, y mucha gente daría lo que fuera por ser futbolista. Cuando estás dentro, no piensas en lo bueno que tienes; lo valoras más cuando no llegas.
- ¿Qué valoración hace de su etapa en el Elche y qué recuerdos guarda de la afición?
Recuerdo una etapa muy buena. He pasado en el Elche unos años muy buenos. Viví cambios históricos, como salir del Altabix para inaugurar el Martínez Valero. Son cambios muy grandes, que marcan etapas que no se olvidan en la historia del Elche. Pasar de un estadio pequeño, con la afición casi encima, a un señor estadio… eso no se olvida.
Con el apoyo de la afición, siempre muy fiel, el recuerdo es inmejorable. No sé cómo expresarlo, pero es una sensación especial.
- Un mensaje para la afición
Solo puedo decir: ¡Mucho Elche!
Que los aficionados apoyen siempre, vayan las cosas bien o mal, y que este año esperemos no tener dificultades para mantenernos, que es lo que más nos importa.