Un barrio con historia
El Raval de Sant Joan es, después de la Vila Murada, el barrio más antiguo de Elche. Fue fundado en 1265 para acoger a la población musulmana expulsada de La Vila por los conquistadores cristianos. En su extremo sureste se encuentra el barrio de la Tripa o Puertas Tahullas, urbanizado en los años 20 del siglo pasado.
Evolución urbana y vitalidad actual
A pesar de su origen humilde, El Raval conserva muchas de sus callejuelas y viviendas de estilo popular, aunque ha sido renovado significativamente en los últimos años. Hoy en día, es un área deseada por familias jóvenes por su centralidad y su atmósfera de pueblo. La plaza del Raval, con el Museo de Arte Contemporáneo, y la cercana Iglesia de San Juan, son puntos de encuentro importantes. Otros lugares de interés incluyen el Centro Municipal de Exposiciones y el Museo Paleontológico.
Indicadores sociodemográficos
Según el padrón municipal de 2022, El Raval cuenta con 3.778 habitantes, con una ligera variación positiva del 1,7% en la última década. La población está compuesta por un 52% de mujeres y un 48% de hombres, con una edad media de 43,2 años. Un 14,1% de los residentes tiene menos de 15 años, mientras que el 18,9% tiene más de 64 años. La población extranjera representa el 9,2% del total, y la densidad es de 209,4 habitantes por hectárea. En términos de educación, el nivel medio es de 2,8 en una escala de 0 a 5. Hay 1.500 hogares con un 14,6% de ellos siendo unipersonales. El 42,9% de la población está ocupada, con una tasa de paro del 22,9% y una renta media de 10.029 euros.
La Plaza Mayor y sus Transformaciones
Tras la conquista cristiana, los musulmanes de Elche se establecieron en lo que hoy es El Raval de Sant Joan. La morería adquirió este nombre cuando, en 1526, los moros fueron bautizados y su mezquita fue bendecida como la Iglesia de San Juan Bautista. En 1609, los moriscos fueron expulsados y sus propiedades fueron repartidas entre los pobres de La Vila, quienes repoblaron el barrio. El Raval tuvo su propio ayuntamiento hasta 1827, cuando se integró como un barrio más de Elche. En la Plaza Mayor del Raval, donde se encuentra el actual Museo de Arte Contemporáneo, estuvo el ayuntamiento hasta 1827.
Transformaciones del Siglo XX
En los años 20 del siglo pasado, se comenzaron a edificar nuevas zonas en el sur del barrio, anteriormente ocupadas por el huerto de la Tripa. En los años 50, nuevas calles como Juan Ramón Jiménez conectaron El Raval con la Vila. Durante los años 60 y 70, muchos residentes se mudaron a nuevas zonas de la ciudad, siendo reemplazados por inmigrantes del sur y centro de España. En los años 80, El Raval experimentó un periodo de abandono y degradación urbanística, pero el ayuntamiento intervino con la construcción de viviendas de protección oficial y la creación de espacios públicos.
Patrimonio y Cultura
El Museo de Arte Contemporáneo de Elche, inaugurado en 1980, se encuentra en un edificio histórico que sirvió como ayuntamiento del Raval hasta 1827. Otro monumento destacado es la Iglesia de San Juan Bautista, que ha pasado por varias etapas desde su origen como mezquita en el siglo XIII hasta la iglesia actual inaugurada en 1962. La Plaza Mayor del Raval sigue siendo el corazón cívico del barrio, con una rica historia de usos comunitarios y culturales.
El Raval, con su mezcla de historia y modernidad, sigue siendo un barrio emblemático de Elche, apreciado por su carácter y vitalidad.
Una tragedia en el corazón del Raval
El 14 de mayo de 1955, un trágico accidente en el barrio de El Raval de Elche cobró la vida de cuatro jóvenes futbolistas, José Canals, Jacinto Agulló, Vicente Arronis y Rafael Palao, al derrumbarse un antiguo refugio de la Guerra Civil donde se encontraban reunidos. La reunión tenía como objetivo recaudar dinero para Canals, lesionado en un partido y sin poder trabajar. El derrumbe causó un boquete de 15 metros de profundidad en la plaza del Raval, y mientras Agulló, Arronis, Palao y Canals murieron atrapados bajo los escombros, sus compañeros Juan Garzón y Fermín Bernad lograron sobrevivir y fueron rescatados 48 horas después. Las labores de rescate, rudimentarias y prolongadas, contaron con el esfuerzo de brigadillas municipales, bomberos y vecinos.
El entierro de las víctimas tuvo lugar el 17 de mayo, con la participación de unas 30.000 personas que acompañaron el sepelio, incluidos representantes de autoridades religiosas y civiles. La tragedia llevó a una suscripción popular para ayudar a las familias de los fallecidos, recaudando más de 53.000 pesetas y organizando partidos de fútbol en homenaje a las víctimas. Este accidente subrayó la precariedad y los peligros de los refugios de la Guerra Civil, que nunca fueron utilizados durante el conflicto y, paradójicamente, terminaron cobrando vidas en tiempos de paz, convirtiendo a los jóvenes fallecidos en las últimas víctimas indirectas de la guerra.