Ni las lluvias ni las alertas meteorológicas han conseguido frenar la esencia de una tradición que late fuerte en el corazón de Elche. La Fireta del Camp d’Elx ha vuelto a abrir sus puertas este sábado con una energía renovada y una asistencia multitudinaria, apenas 48 horas después de su aplazamiento. El Paseo de la Estación ha sido escenario de una jornada en la que la ciudad ha celebrado su alma rural con orgullo, historia y mucho ambiente.
La edición que prometía ser la más extensa de la última década se ha visto reducida a dos días, pero eso no ha impedido que la Fireta se convierta en un punto de encuentro lleno de vida. Expositores, asociaciones y visitantes se han reencontrado entre aromas, colores y sonidos que evocan al pasado sin perder de vista el futuro.
El alcalde Pablo Ruz, acompañado por el concejal de Medio Ambiente José Antonio Román y otros representantes municipales, ha inaugurado oficialmente la muestra, destacando el papel de la Fireta como “un homenaje a las tradiciones, a la gente del campo y a la identidad de Elche”. Durante su recorrido, ambos han saludado a los artesanos y colectivos que, con esfuerzo y entusiasmo, han hecho posible mantener viva esta cita.
En los puestos, los visitantes han podido disfrutar de todo: desde abanicos pintados a mano y bordados de bolillo elaborados por las mujeres del Camp d’Elx, hasta los dulces dátiles locales, la granada mollar o el exotismo de la fruta del dragón. Muchos turistas se detenían asombrados ante la mezcla de autenticidad y hospitalidad que caracteriza al certamen.
Este año, la Fireta ha estrenado una nueva distribución y un aire más dinámico, con 70 expositores y un centenar de actividades programadas —aunque algunas se reubicaron tras las lluvias—. Además, Riegos de Levante ha aprovechado su participación para reivindicar el valor del Trasvase Tajo-Segura, con una pancarta gigante que cuelga del Parque Deportivo.
Uno de los momentos más aplaudidos del día ha sido la exhibición ecuestre en el Hort del Xocolater, donde la Fundación CV Ermita del Molar ha ofrecido un espectáculo de doma clásica con toques de flamenco. Los pasos de baile se entrelazaban con las piruetas de los caballos en una escena que arrancó ovaciones y alguna lágrima entre el público.
La Fireta del Camp d’Elx no solo celebra el campo, sino también la unión entre generaciones, la artesanía y la sostenibilidad. Una fiesta que, pese a las tormentas, vuelve a recordarle a la ciudad por qué sus raíces siguen tan vivas como siempre.
¡Qué alegría ver que la Fireta sigue viva y brilla, aunque un poco apretada como el puente de la Constitución! Es genial que el Camp d’Elx siga demostrando que la tradición y la hospitalidad son el mejor trasvase de cultura que puede haber. Y qué espectáculo de equilibrio ecuestre flamenco, ¡un auténtico pasos de baile entre caballos y bailarinas! Demuestra que hasta la tormenta no pudo apagar la chispa ilicitana. Un homenaje bien merecido a la gente del campo y a la paciencia de quienes organizan todo, ¡y qué curioso ver a la UMH analizando la defensa europea mientras los abanicos pintados se venden al lado!