Elche despide hoy a Diego Quiles Navarro (1941–2025), una de las figuras más queridas y trascendentes de su historia reciente. Empresario, presidente y, sobre todo, enamorado de su ciudad, Quiles fue el hombre que unió deporte, industria y sentimiento en una misma bandera: la franja verde del Elche C.F.
Su historia comenzó lejos de los focos, en un huerto de palmeras junto al antiguo campo de Altabix. Desde muy joven trabajó sin descanso en el negocio ganadero familiar, repartiendo leche en bicicleta y aprendiendo el valor del esfuerzo. Apenas tuvo formación escolar, pero su curiosidad y su tenacidad lo llevaron a estudiar por su cuenta, abriéndose camino en el mundo del calzado desde abajo.
Con solo 20 años fundó su primer negocio, Quiles Calzados, junto a su hermano José Quiles. Lo que empezó como un pequeño almacén en la calle Reina Victoria acabaría transformándose, años después, en una marca que conquistó el planeta. En 1977, los hermanos crearon Kelme, la firma que convirtió a Elche en una referencia internacional del deporte y del diseño.
Bajo su liderazgo, Kelme no solo fabricó calzado: creó cultura deportiva. Desde finales de los setenta, la marca patrocinó equipos, deportistas y competiciones de primer nivel, pero también impulsó un modelo de formación pionero con uno de los clubes de base más potentes de España. Miles de jóvenes crecieron en sus instalaciones, aprendiendo que el deporte podía ser también una escuela de valores.
La expansión internacional llegó con fuerza. En los años ochenta y noventa, Kelme patrocinó al Real Madrid, al equipo español de atletismo en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 y al legendario equipo ciclista Kelme, que llevó el nombre de Elche por los cinco continentes. Quiles entendió antes que nadie que el deporte era el lenguaje global del futuro.
Pero su vínculo más profundo fue siempre con el Elche C.F., el club de su alma. Tras acompañar a Manuel Martínez Valero como vicepresidente en los años setenta, asumió la presidencia en la temporada 1983-84 y logró el ascenso a Primera División, devolviendo la ilusión a toda una ciudad. Años más tarde, protagonizó uno de los momentos más recordados del fútbol ilicitano: la asamblea del Gran Teatro en 1994, donde una afición emocionada lo aclamó como “el hombre que salvó al Elche”.
Bajo su dirección, el club vivió su transformación en Sociedad Anónima Deportiva, garantizando su futuro y su estabilidad económica. En total, dirigió tres ascensos y dejó tras de sí un legado de compromiso, trabajo y amor por los colores franjiverdes.
Más allá de los títulos y los negocios, Diego Quiles fue un hombre de principios. Cercano, discreto y profundamente humano, nunca perdió el vínculo con sus raíces. Su mayor orgullo no fueron los contratos millonarios ni los reconocimientos, sino ver cómo su ciudad crecía, cómo sus fábricas daban empleo y cómo su club seguía latiendo con fuerza.
Hoy Elche llora a uno de sus referentes. Un hombre que empezó repartiendo leche en bicicleta y terminó repartiendo sueños por el mundo. Que demostró que desde una ciudad de palmeras también se podía conquistar el deporte global.
Descansa en paz, Diego Quiles. El cielo franjiverde te recibe junto a tu querida Sacramento. Aquí, en la tierra que tanto amaste, tu legado seguirá vivo: en las calles de Elche, en las botas de Kelme, en la historia del Martínez Valero y en cada niño que se enamora del fútbol vistiendo la franja verde.
Desde que anoche su yerno, el gran Salvador Gomis, de la Ferretería Industrial, nos comunicó la triste noticia, Elche entera siente un vacío difícil de describir. Pero, junto a esa tristeza profunda, también aflora una inmensa gratitud: la de haber conocido a uno de los personajes más grandes, generosos y visionarios de la historia reciente de nuestra ciudad. Porque hombres como Diego Quiles no se marchan del todo; permanecen, eternos, en la memoria y el corazón de su gente.









 
			


 Iván Hurtado
 Iván Hurtado
 
			 
			 
			




