Un equipo de científicos del Instituto de Neurociencias, centro mixto de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), liderado por Félix Leroy, ha desarrollado y patentado un novedoso tratamiento dirigido a tratar trastornos sociales como la ansiedad o la introversión extrema.
La investigación, cuyos hallazgos fueron publicados el año pasado en la revista Cell, reveló que la hormona liberadora de corticotropina (CRH), producida naturalmente por las neuronas de la corteza infralímbica, juega un papel crucial en la modulación de las preferencias sociales en modelos animales. Según explican los científicos, esta hormona envía señales hacia regiones específicas del cerebro, como el septum lateral, regulando así comportamientos motivados como la socialización y la búsqueda de seguridad.
El equipo demostró que la CRH incrementa la predilección por la novedad social en ratones adultos, suprimiendo la preferencia por interacciones con individuos familiares. Este descubrimiento abre nuevas vías para entender y tratar trastornos relacionados con la apatía, la fobia social y la ansiedad en entornos sociales no familiares.
Los investigadores han utilizado técnicas avanzadas como la electrofisiología, quimiogenética, optogenética, registro de calcio y silenciamiento génico para demostrar cómo esta hormona puede modular las preferencias de socialización. Félix Leroy, científico del IN-CSIC-UMH, señala que “nuestro equipo ha observado que mediante el uso de hormonas, podemos influir en las preferencias sociales y facilitar la interacción con nuevos individuos, fomentando así la creación de nuevos lazos sociales”.
Actualmente, esta innovadora terapia se encuentra en ensayos preclínicos de fase 1, con resultados prometedores que sugieren eficacia sin efectos secundarios significativos detectados hasta la fecha. Esto representa una alternativa potencial a los tratamientos actuales, que suelen basarse en terapia conductual combinada con antidepresivos o ansiolíticos, ofreciendo mejoras parciales y con riesgo de efectos adversos.
Los investigadores están en proceso de negociación con compañías farmacéuticas interesadas en la licencia de esta patente para desarrollar tratamientos específicos basados en esta tecnología. Este avance podría significar el primer tratamiento molecular específico para trastornos sociales de ansiedad, marcando un hito en la búsqueda de soluciones más efectivas y seguras para estos trastornos complejos.