REPORTAJE

La escasez de agua, un grave problema para la producción agrícola en Elche

La provincia de Alicante pierde un 70% de sus reservas hídricas en menos de tres años, una situación crítica que coloca a la agricultura provincial en una emergencia sin precedentes
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Iván Hurtado
24 de noviembre de 2024 - 08:27

La agricultura de Alicante vive una crisis sin precedentes. La sequía en los últimos años ha reducido el rendimiento en un 30%, y ha dejado al 40% de las tierras en emergencia hídrica desde julio de 2024. Las reservas de agua tocan mínimos en municipios como Elche, poniendo en riesgo la sostenibilidad del sector.

Evolución del clima y su impacto en la sequía

Desde 2010, en la localidad de Elche se ha experimentado un aumento en las temperaturas medias anuales. En 2010, la temperatura media era de 17.2°C, mientras que en 2022 se registró un aumento a 18.5°C. En ese mismo año, la precipitación total fue de 276 mm, mientras que en 2022 la cifra fue de 351.79 mm, aunque con una distribución irregular. En cuanto a la sequía, las alertas se incrementaron en 2021. En cultivos de secano como el almendro, las pérdidas oscilan entre el 50% y el 90% en zonas como la Marina Alta y el Vinalopó Mitjà. En el caso del viñedo, especialmente en l’Alt Vinalopó, las pérdidas alcanzan el 70%.

La disminución de precipitaciones en el sureste peninsular ha impactado de manera severa en los cultivos de secano de la provincia, como el olivar y el almendro, que dependen exclusivamente del agua de lluvia. Según Jorge Olcina, Catedrático de Análisis Geográfico Regional en la Universidad de Alicante, estas producciones han registrado cosechas muy bajas en los últimos años. En el período hidrológico 2023-2024, también se vieron afectadas las zonas de regadío en el campo de Elche y de la Vega Baja, al declararse la cuenca del Segura en estado de emergencia. “No se pueden considerar todas las hectáreas previstas, lo que supone una pérdida económica para la agricultura», explica el Catedrático de Análisis Geográfico Regional en la Universidad de Alicante.

Las zonas más perjudicadas incluyen las comarcas del Vinalopó y la Vega Baja, donde los cultivos dependen de recursos hídricos externos como el trasvase Tajo-Segura. “Estamos en un contexto climático complejo, en el que la agricultura alicantina se ve afectada incluso en años de normalidad”, comenta Olcina.

La importancia de los recursos no convencionales

La incorporación de recursos no convencionales, como el agua desalada y reutilizada, ha ganado importancia en la agricultura frente a la sequía persistente. Según Jorge Olcina, “estos recursos son clave para reducir la dependencia del agua de lluvia en un contexto climático adverso”. En la provincia de Alicante, el agua desalada representa entre el 5% y el 10% del agua total usada para riego, con mayor incidencia en zonas de la Vega Baja y el Vinalopó, donde los cultivos intensivos enfrentan mayores retos por la escasez hídrica. A nivel nacional, se estima que el 21% del agua desalada y el 60% del agua regenerada se designa en la agricultura.

El plan especial de sequía: nuevas medidas y propuestas

La Confederación Hidrográfica del Júcar, en su reciente propuesta del Plan Especial de Sequía (PES) , está considerando posibles cambios en la gestión de los recursos hídricos para adaptarse a estos períodos de sequía prolongada. Este documento, en consulta pública desde el 18 de septiembre de 2023, incluye la posibilidad de reducir los caudales ecológicos en momentos de crisis hídrica, con el objetivo de garantizar el agua para la agricultura sin comprometer de manera irreversible los ecosistemas acuáticos.

Entre las nuevas medidas, destaca la agilización de los trámites de evaluación ambiental de los pozos de sequía en períodos de normalidad, de modo que puedan activarse rápidamente cuando se necesiten. Asimismo, el plan establece distintos umbrales de alerta-prealerta, alerta y emergencia-, que desencadenan acciones específicas como los planes de ahorro de agua para abastecimientos urbanos y el seguimiento de posibles impactos medioambientales.

Otra de las novedades del PES es la inclusión de volúmenes mínimos umbral para cada embalse gestionado por la Confederación. Finalmente, el PES también recomienda la redacción de planes de emergencia agrícola por parte de los propios usuarios en escenarios de escasez. Jorge Olcina explica que “la provincia de Alicante debería hacer una apuesta mucho mayor por la reutilización de aguas depuradas y eso nos va a obligar a la Administración a mejorar la calidad de depuración.”

Consecuencias y retos para el futuro

Este escenario tiene consecuencias devastadoras para la agricultura local, que es altamente dependiente del riego debido al clima mediterráneo de la región. Los cultivos tradicionales de municipios próximos a Elche, como los críticos, almendros y hortalizas, están experimentando una disminución significativa en su producción debido a la falta de agua disponible.

La escasez de agua en la provincia durante los últimos años ha alcanzado niveles alarmantes, afectando gravemente a la agricultura. La pérdida de un 70% de las reservas hídricas en apenas tres años y la disminución de la producción en un 30% han dejado a amplias zonas, como la Vega Baja y el Vinalopó, en una situación crítica. La emergencia hídrica abarca ya el 40% de los terrenos agrícolas, impactando en cultivos esenciales como el olivo y el almendro, que dependen de las lluvias. A pesar de las iniciativas como el uso de agua desalada y la reutilización de recursos, la escasez sigue siendo un obstáculo que pone en peligro la rentabilidad y el futuro de la agricultura ilicitana.