El concejal de Estrategia Municipal, Francisco Soler Obrero, ha renunciado este mes de agosto a parte de la dedicación exclusiva que percibía en el Ayuntamiento de Elche. La decisión, que le permitirá volver a ejercer como asesor en su despacho, supone una rebaja de alrededor del 25% de su salario y lo convierte en el cuarto edil del equipo de gobierno que compaginará su labor política con una actividad profesional externa.

Soler fue el número dos en las listas populares en 2023 y tras la victoria electoral de Pablo Ruz asumió una de las concejalías de mayor peso, con competencias estratégicas vinculadas a Urbanismo y Hacienda. Desde el inicio de la legislatura ya se percibía la dificultad de que un solo edil gestionara dos áreas de tal magnitud, lo que ahora, con su reducción de dedicación, abre un escenario complejo para el ejecutivo local.

Aunque no sería el primer ajuste realizado en el organigrama municipal durante este mandato, la situación podría derivar en una reestructuración más amplia que obligue a mover varias áreas para garantizar que la gestión no pierda eficacia. El alcalde tendrá que valorar si reparte parte de estas competencias entre otros concejales o si opta por una reorganización de mayor calado.

La situación de Soler se produce en un momento clave de la legislatura, con importantes proyectos urbanísticos y de gestión económica en marcha, lo que añade presión a la toma de decisiones sobre cómo reorganizar el equipo de gobierno. La redistribución de responsabilidades no solo tendrá un impacto en la carga de trabajo de otros ediles, sino también en el equilibrio político interno del ejecutivo.

Este nuevo escenario vuelve a situar sobre la mesa el debate sobre la dedicación plena frente a la compatibilidad profesional en cargos de responsabilidad municipal. En un mandato en el que ya se han producido otros ajustes, la decisión del número dos de Ruz podría marcar el inicio de una reorganización más profunda en el gobierno de Elche.