OPINIÓN

¿Qué tal el exilio?

11 de mayo de 2024 - 00:35
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En las Elecciones Autonómicas de mayo del año pasado, VOX presentó como candidato a presidir la Generalitat Valenciana a un condenado maltratador.

Dos días después de esas elecciones, Carlos Mazón se mostró partidario públicamente de alcanzar un pacto con la ultraderecha para alcanzar la Presidencia del Consell.

Por aquel entonces la dirección nacional del Partido Popular, que no mostraba convencimiento de pactar con VOX gobiernos autonómicos, por boca de su portavoz Borja Semper, anunció que era una línea roja pactar con un condenado maltratador.

¿Cómo arreglamos esto Carlos? Seis señores se reúnen en Les Corts Valencianes (tres de la derecha del PP y otros tres de la ultraderecha de VOX). Conclusión; pacto de gobierno en una servilleta y el maltratador al exilio del Congreso de los Diputados. Línea roja salvada y Mazón President de la Generalitat.

La humillación se produjo dos meses después cuando el condenado maltratador tuvo que votar a favor de quién ordenó el exilio (Feijóo), en aquella investidura fallida que pasará a la historia de la democracia española porque el líder del PP no fue elegido presidente porque no quiso.

Pero claro ese exilio no iba a ser para siempre y el viaje igual que el año pasado fue de ida, ahora ha sido de vuelta. El maltratador aprovecha la primera ocasión que tiene para volver; lo ha hecho en un proceso de participación ciudadana que el parlamento valenciano abre cada vez que se presenta una proposición de ley.

El maltratador, en calidad de “sociedad civil” y Catedrático, rellenó un formulario para hacer acto de presencia, la mesa de la Comisión de Coordinación de Les Corts (de mayoría de la derecha) lo citó teniendo en cuenta que su agenda como diputado en Madrid estuviera libre y pudiera regresar triunfal al cap i casal; y regresó, vaya si regresó.

Advirtió en su intervención inicial que su estancia era para poco tiempo, que se volvería a ir en acabar la intervención en la Comisión… hizo gala de su presencia y sobre todo con su expresión no verbal lanzó avisos demostrando quien manda en el partido ultra. Pasado su tiempo, desde el Grupo Parlamentario Socialista le reprochamos su presencia allí usurpando el sillón que correspondía a la sociedad civil para mejorar la proposición de ley presentada por la derecha valenciana para acabar con los controles democráticos y la transparencia.

Ocurrió todo esto esta semana en las Cortes Valencianas.

Tuve el honor de preguntarle… ¿Qué tal el exilio?