HISTORIA

¿Quién fue Andrés Serrano? La historia que descubrí paseando por Elche

Un paseo por el Parque Municipal y el colegio Candalix me llevó hasta la fábrica de harinas que lleva su nombre y a descubrir cómo su legado sigue vivo hoy
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Iván Hurtado
05 de octubre de 2025 - 02:32
MEMORIA DIGITAL DE ELCHE

Esta semana decidí salir a caminar por el Parque Municipal. El sol se colaba entre las palmeras y el aire tenía ese aroma a tierra húmeda que hace que todo parezca más vivo. Pasé junto al Colegio Candalix, donde los niños jugaban y reían, ajenos a la historia que se escondía a pocos pasos de allí. Seguí mi paseo sin un rumbo fijo, hasta que algo llamó mi atención: un edificio grande, de ladrillo antiguo, con un nombre que parecía susurrarme algo desde el pasado: “HARINAS ANDRÉS SERRANO”.

Me detuve un instante, observando las letras grabadas en la fachada y la magnitud de la fábrica. Y entonces, la pregunta surgió sola: ¿quién fue este Andrés Serrano? Esa curiosidad se convirtió en una pequeña investigación personal, y lo que descubrí fue mucho más que el nombre de un empresario. Era la historia de una familia que ha dejado su huella en Elche durante más de un siglo.

Andrés Serrano Selva nació en 1870, en un Elche todavía marcado por caminos de tierra, huertos y molinos. Desde joven ayudó a su padre en el transporte de cereales, aprendiendo el valor del esfuerzo, la responsabilidad y la visión de futuro. No tardó en darse cuenta de que quería construir algo propio, y en 1896 arrendó el Molino de Traspalacio, dando inicio a lo que hoy conocemos como Harinas Andrés Serrano. Poco a poco, aquel pequeño molino se convirtió en la fábrica de harinas más importante de la ciudad, y su nombre comenzó a resonar como sinónimo de trabajo y constancia.

Andrés no fue solo un empresario. También se involucró en la vida pública de la ciudad: entre 1925 y 1930 fue concejal durante la Dictadura de Primo de Rivera, y en 1941 promovió la construcción de un cine con capacidad para más de 1.300 personas, un proyecto ambicioso para la época que mostraba su visión moderna y su interés por el desarrollo cultural de Elche. Sin embargo, su vida también estuvo marcada por dificultades. Tras la Guerra Civil, fue encarcelado brevemente en 1939 acusado de encubrir a un amigo republicano, un gesto que demostró su lealtad y humanidad en tiempos difíciles. Su esposa, Vicenta Barceló Aznar, lo acompañó durante todos esos años, y juntos construyeron una familia que mantendría vivo su legado.

Sus hijos continuaron la empresa, adaptándose a los cambios del tiempo y asegurando que el nombre de la familia permaneciera ligado a la calidad y la tradición. Su nieto, Andrés Serrano Gonzálvez, llevó la compañía a nuevas etapas de modernización y expansión, incorporando tecnología y abriendo fábricas en Orihuela y Cartagena, sin perder la esencia que había caracterizado a la empresa desde su fundación. Hoy, la cuarta generación sigue al frente de la empresa, combinando innovación con respeto por la historia, manteniendo la producción de harina como lo hacían sus antecesores y conservando la cercanía con clientes y proveedores que siempre definió a la familia Serrano.

Mientras miro la fachada de la fábrica, siento que no estoy solo. En cada ladrillo parece latir la historia de la ciudad, de generaciones que trabajaron con paciencia, visión y esfuerzo. Pienso en cómo algo tan cotidiano como la harina puede contener tantas historias detrás, y en cómo un nombre grabado en un edificio puede convertirse en un hilo que conecta pasado, presente y futuro.

Al volver a cruzar el Parque Municipal y ver a los niños del Colegio Candalix jugando entre las palmeras, me doy cuenta de que ellos, sin saberlo, están caminando junto a la historia de Elche. Cada generación de la familia Serrano dejó algo que aún se percibe: la pasión por el trabajo, la innovación y el respeto por la ciudad que los vio nacer.

A veces, basta con detenerse frente a un edificio viejo, mirar sus detalles y hacerse una simple pregunta. Yo lo hice. Y así descubrí quién fue Andrés Serrano y por qué su legado sigue vivo en Elche, en su gente y en cada saco de harina que sigue saliendo de su fábrica.

Si quieres, puedo hacer otra versión ligeramente más juvenil y directa, con frases cortas y ritmo aún más ágil, como si fuera para un blog o medio digital de jóvenes, manteniendo la historia completa. Esto haría que el artículo se lea muy rápido y con frescura.

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