HISTORIA

¿Quién fue el Zurdo de Elche? El campeón que no cabía en los libros de historia

Del Cine Llorente al campeonato de España, de Jamaica a Milán, la increíble vida de un boxeador zurdo, rebelde y olvidado que peleó con el corazón cuando no tenía ni esquina
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Daniel Ruiz Perona
27 de julio de 2025 - 00:40

¿Quién fue el Zurdo de Elche? ¿Un boxeador? ¿Un loco? ¿Un héroe de barrio? ¿Cómo puede ser que nadie nos haya contado su historia? ¿En serio un chaval que empezó en fábricas de tacones acabó peleando por el título europeo con una mano rota?

Su nombre era José Hernández Manrique. Nació en Motril en 1929, pero su historia se forjó en las calles de Elche. Desde pequeño supo que lo suyo no iba a ser fácil: zurdo, disléxico y pobre. Dejó la escuela a los 12 años y empezó a trabajar para ayudar en casa. Como tantos niños de la época, se crió en la calle, entre juegos y necesidad. Un día se jugó con su hermano quién seguiría boxeando y quién se iría a trabajar. Ganó él. Y Elche ganó un campeón.

La leyenda empieza en 1946, cuando fue al Cine Llorente a ver boxear a su hermano. Su rival lo estaba machacando. Entonces Pepe, sin pensárselo, saltó al ring y tumbó al adversario con un solo puñetazo. Nadie sabía quién era. Pero desde entonces fue El Coyote, apodo que le pusieron en la cafetería Marfil, donde lavaba platos los fines de semana.

En 1948 ya era campeón de España de peso pluma. En 1951 volvió a serlo, esta vez en peso gallo, venciendo con contundencia en la plaza de toros de Alicante ante miles de ilicitanos. Luego vino lo grande: combates por medio mundo, rivales como Alf Brown o Duilio Loi, míticos del boxeo europeo y mundial. Viajó a Londres, se coló en un barco a Jamaica como polizón, y regresó deportado. No era Rocky, era más real y más duro.

En Milán, frente a Loi, lo dieron por empate en un combate que hasta los periódicos italianos calificaron como una estafa. A la revancha fue con el metacarpiano roto. Aun así, aguantó los asaltos y cayó solo por decisión dudosa. Siempre peleó solo, sin esquina, sin patrocinadores, sin promotores que cuidaran de él. Lo acompañaban la fe, los puños y un corazón enorme.

Pero tras los focos vinieron las sombras. Firmó con tantos representantes que a veces tenía que pagar más del 100% de lo que cobraba. Se fue quedando sin nada. Lo intentó con los espectáculos, con el taxi, con el gimnasio. El boxeo caía, y con él, su figura.

Sin embargo, nunca dejó de luchar. Entrenó a jóvenes, levantó un gimnasio, trabajó de masajista del Elche C.F., vendió zapatos. Sobrevivió como pudo, con dignidad, incluso cuando el Alzheimer le fue arrebatando los recuerdos.

¿Y sabéis qué le salvó del naufragio? Una mujer. Antonia. Ella fue su rincón seguro, su esquina en todos los rounds difíciles, el único título que nunca perdió.

Murió en 2014. Muchos no supieron que existió. Pero otros aún lo recuerdan: al chaval que lo dejó todo por el ring, al campeón que peleó con la vida, al zurdo que noqueó al olvido.

Así que pregunto de nuevo: ¿Quién fue el Zurdo de Elche?

Fue un campeón sin medalla, un ídolo sin marketing, un luchador de carne, hueso y alma. Y ahora que lo sabes, no lo olvides. Porque un tipo como él merece vivir en la memoria, no solo en la historia.

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