Publicado en la revista Nature Cancer, el estudio demuestra que dentro de cada tumor existen células con funciones opuestas: algunas se expanden de manera maligna, mientras que otras intentan reparar el daño.
Durante el estudio, financiado por diversas instituciones, entre ellas el Ministerio de Ciencia e Innovación, los investigadores examinaron un proceso conocido como transición epitelio-mesénquima (EMT), clave en el desarrollo embrionario y en la diseminación de células cancerosas que provocan metástasis. Este proceso también tiene un papel en la reparación de tejidos en adultos, pero, cuando el daño es crónico, puede desencadenar fibrosis, degenerando el órgano afectado.
Ángela Nieto explicó que en los tumores se activan tanto los programas de expansión maligna como de reparación, y ambos funcionan simultáneamente. Las células malignas se encuentran en la periferia del tumor, mientras que las reparadoras se concentran en su centro. Este descubrimiento abre una nueva vía en la lucha contra el cáncer, ya que al bloquear la diseminación de células malignas se refuerza la respuesta reparadora y se estimula a los macrófagos a combatir las células cancerosas.
El estudio utilizó modelos de ratón y cáncer de mama, confirmando que las trayectorias celulares identificadas también están presentes en tumores humanos, como el cáncer de mama triple negativo, uno de los más agresivos y con peor pronóstico.
Este avance ofrece nuevas esperanzas en el diseño de terapias más efectivas para combatir los cánceres altamente metastásicos, donde los tratamientos actuales tienen poco impacto.