Son estas fechas, con la celebración de las Fiestas patronales de Elche, muy propicias para recorrer el centro histórico de la ciudad y observar con ojos críticos el resultado de las intervenciones más relevantes.
Es evidente la mejora del entorno urbano con la supresión del tráfico rodado en la Corredora y calles aledañas aunque su resultado arquitectónico manifieste las apreturas de presupuesto y la falta de decisión, una vez más, del Consistorio para acometer una reforma global capaz de generar un centro cohesionado capaz de atraer al comercio y al turismo.
La Plaça de Baix se lleva la mejor parte, con un cuidado tapiz de adoquín de mármol inspirado en la tradición cerámica íbera de la ciudad.
Se han hecho intervenciones muy dignas en las fachadas, por un lado el edificio de la Copistería entre Calendura y el Ayuntamiento, obra de quien les escribe, por otro en el edificio del Banco de Santander y que han mejorado notablemente la calidad ambiental del conjunto de la Plaça.
La intervención en la Corredora, intentando aprovechar las aceras preexistentes, desmerece y estropea la imagen de conjunto, con una materialización constructiva muy pobre y completamente inconexa con la Plaça de Baix.
Una vez más, nos quedamos a medias dando una impresión de “poble” que no se decide a avanzar.
La actuación en Replasseta de la Fregassa, Bisbe Tormo, Sant Pere y Plaça de Santa Isabel (Calahorra) es la única que aporta un concepto global de conjunto resolviendo con dos materiales la propuesta de pavimento-tapiz, integrándola con Santa María y la Calahorra. Se rescata la huella oculta de las preexistencias dibujando en el suelo la planta de un antiguo palacio mozárabe del siglo XII fundiendo en un solo gesto la arqueología, la historia y la funcionalidad que requiere este espacio en la actualidad.
La Glorieta debería ser, en teoría, la próxima intervención de gran calado en el centro histórico.
Son varias las intervenciones llevadas a cabo sobre ella durante los últimos cien años y el resultado, como ocurre con la Corredora, siempre se ha quedado a medias.
El problema vuelve a ser el mismo, la falta de una propuesta global que dé coherencia a todo el Núcleo Histórico Tradicional, a pesar de que el mismo Ayuntamiento dispone de Normativa Urbanística sobre el mismo, que por supuesto no aplica en los proyectos urbanos.
Desgraciadamente la línea adoptada desde el Ayuntamiento tiene una inercia muy arraigada encargando proyectos “a su manera”, de bajo presupuesto, con prisas y “a lo loco”.
Muestra de ello es el Proyecto de Reforma de la Plaza del Congreso Eucarístico, que aplica soluciones genéricas a un entorno de gran complejidad urbana e histórica, y que desprecia la huella enterrada del barrio de las “Casas de la Virgen”. Se refuerza la imagen de “gran plaza” dejando fuera de escala a la Basílica Barroca que en su momento estuvo rodeada de pequeñas plazas mucho más acogedoras y propicias para el uso del viandante.
Otra oportunidad perdida
Algunos edificios merecen mención.
Por un lado la Casa de la Orxata, claramente inspirada en el Colegio de Abogados en cuanto a su integración ambiental frente a Santa Maria y la Calahorra.
El edificio de TeleElx que resuelve su ubicación entre dos mágnificos edificios de Antonio Serrano Peral, replicando el mirador de la Casa de la Heredera y alineando sus huecos con los de la Casa de los Leones del siglo XVII.
La fachada recayente a la calle Troneta con acceso desde la Plça de Baix por el arco de la castañera. Con un lenguaje moderno y detalles refinados, su pequeña escala, modulación y la proporción de las alturas crea un edificio muy interesante integrado en las callejuelas de la zona.
Este mismo criterio de actuación “moderna” se realiza también por los mismos arquitectos en el edificio del MAHE con resultado muy distinto. La radicalidad volumétrica y su materialidad chocan frontalmente con la Muralla recuperada, el Palacio de Altamira y el fondo del Parque Municipal.
En lo referente a lo edificado, destaca por encima de todos el impresionante Colegio de Abogados de Antonio Serrano Brú, sin duda entre sus cinco mejores obras, y la mejor en lo referente a integración en un entorno histórico muy comprometido. La elección del aplacado, el trabajo en su modulación, las dimensiones de los huecos, siempre dialogando con la Basílica. Pero también la consideración con el peatón creando un soportal que ensancha el Carrer de la Fira, flanqueando la fachada con dos potentes pilastras achaflanadas en los dos tercios inferiores con una calidad escultórica sorprendente.
Una auténtica obra maestra.