OPINIÓN

BOCADILLO DE ATÚN Y YEMA – parte II

09 de octubre de 2025 - 12:53
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Oculté mi incipiente amistad con Marc. No me apetecía escuchar sermones, discursos, que con veintidós años se me recortara aún más mi libertad. Me quedaba a dormir en casa de mi compañera Daina algún jueves al mes, para las quedadas universitarias. Mis padres se quejaban, pero asumían que ya era muy difícil negarme ciertas cosas, imponerme prohibiciones absurdas. Yo era una chica responsable, estudiando una carrera universitaria, sin ninguna incidencia. Lo cierto es que mi amiga Daina me cubría en la coartada con mis padres, porque poco después mis jueves por la tarde eran para mi nuevo amigo: Marc.

Los jueves eran especiales. Primero y, como buenos estudiantes, Marc y yo atendíamos nuestras responsabilidades: asistir a clase, estudiar y entregar prácticas o trabajos. Al mediodía nos veíamos en la cafetería número tres, la que había en la Facultad de Derecho: era la más pija y donde mejor se comía. Nos poníamos al día sobre cómo había ido la semana: temarios, anécdotas, problemáticas. Marc me ayudaba con la Econometría, él era experto. Superada la sobremesa, dábamos un paseo por la ciudad.

Cuatro años estudiando en Elche y solo conocía el campus universitario. Hasta que llegó Marc a mi vida, no fui consciente de lo vibrante y divertida, lo joven y emocionante que es la ciudad de Elche. Una urbe con más de dos mil años de historia. Representada por el río Vinalopó, por sus hermosas palmeras, por la hospitalidad de sus calles, por la amplitud de sus jardines, por sus humildes gentes, Elche es coronada en elegancia por una bella señora íbera, tallada en piedra varios siglos antes de Cristo, La Dama de Elche. Elche es ciudad grande y manejable al mismo tiempo. Sus diferentes barrios cuentan leyendas sobre las diferentes civilizaciones que los ocuparon: íberos, romanos, germanos, bizantinos, visigodos y árabes imprimieron su huella confiriendo a Elche el carácter de la ciudad diversa, ecléctica y misteriosa que es. En Elche se respira artesanía, modernidad y la cultura de un vasto y rico pasado.

Visitábamos parques, museos, exposiciones. Nos dejábamos enamorar por la Basílica de Santa María, el Palacio de Altamira o la propia Plaza Glorieta. Marc siempre estaba atento a las actividades y eventos sociales, le encantaba estar al día, culturizarse constantemente. Tomábamos algo, en cualquier barecito, tasca o taberna, Marc se conocía los lugares habituales de estudiantes. Cuando llegaba la noche: íbamos a la filmoteca. Era una cita ineludible, nuestro ritual. Cada jueves, a las veinte horas, Marc y María entraban a la sesión de cine más apasionante de la historia. Visualizábamos películas de todo tipo, éramos jóvenes y osados, nos tragábamos el film que tocara esa semana. Allí conocimos peliculones como La caja 507 de Enrique Urbizu, Fargo de los hermanos Coen, Psicosis de Hitchcock, Lunas de Hiel de Roman Polanski o Sin City: ciudad del pecado de Quentin Tarantino. Tras la sesión cinematográfica, Marc me acompañaba hasta la casa de Daina, donde ciertamente pasaba la noche. Él regresaba al Colegio Mayor en el que se alojaba.

Los viernes, después de clase, yo volvía a mi casa, a mi barrio, con mis padres, en el autobús de siempre.

¿Qué hiciste anoche, María? —me preguntaba mi madre nada más llegar a casa. «Hincharme a follar, mamá», me apetecía contestarle, aunque la verdad es que entre Marc y yo únicamente crecía una interesante amistad, por el momento.

Ir a la filmoteca, mamá. Como cada jueves. Ya sabes que me quedo los jueves por eso.

¿Y con quién vais Daina y tú al cine? ¿Con algún amigo? —indagaba mi madre, cual detective, como si yo desconociera el verdadero interés de sus preguntas.

No, no. Vamos siempre las mismas chicas. No hay muchos amigos a los que les guste el cine alternativo —contestaba yo con convicción.

Muy bien, María. —«Buena chica. Superado el tercer grado», le faltaba decir.

Susi Rosa Egea

Fragmento de la novela La vida secreta de Junio Sanz

5a Finalista Premio Planeta de Novela 2024

Finalista Mejor Novela Ficción Contemporánea XII Premios Círculo Rojo 2025

www.susirosa.es

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