OPINIÓN

CIUDAD DE TRADICIONES

27 de agosto de 2024 - 01:20
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Como prolegómeno al contenido del artículo de hoy, he de confesarles que este Elche en la distancia tiene un poco de mentira, puesto que, si bien sí que vamos a hablar de nuestra ciudad, lo cierto es que esta vez no hay distancia que valga. Esta vez escribo entre palmeras. Madrid en agosto es muy aburrido. Como decían The Refrescos, “vaya, vaya, aquí no hay playa”.

Y qué bonito es pasar el mes de agosto al completo en casa después de estar tanto tiempo fuera, disfrutar de nuestras costas, respirar el ambiente de las calles del centro, volver a ver a los amigos alrededor de una buena mesa… Y vivir nuestras fiestas patronales: temblar de éxtasis al contemplar una mascletà, sentir la nostalgia de recordar a los que ya no están en la Nit de l’Albà o vibrar de la emoción con el Misteri al ver coronar a la Mare de Déu.

La forma que tenemos los ilicitanos de disfrutar este homenaje a la Virgen de la Asunción, patrona y alcaldesa perpetua de la ciudad, es única en el mundo. La devoción que sentimos por ella es incomparable a cualquier otro sentimiento que tenga que ver con el amor a la tierra. Por ello, la organización de las fiestas patronales son uno de los exámenes fuertes que tiene que superar un gobierno municipal para llevarse el aprobado de los ciudadanos.

Junto con la navidad más luminosa, bonita y acogedora que recuerda la ciudad de Elche, la que vivimos este pasado 2023, y una Semana Santa llena de emoción y devoción a partes iguales, el gobierno municipal ha vuelto a bordar otra celebración litúrgica, demostrando lo que, a juicio de un servidor, es una liberación de todo complejo. Porque Elche es una ciudad de tradiciones, que nos hermanan a todos por encima de nuestras ideas políticas, la lengua que hablemos o nuestros apegos culturales.

El mes de agosto, que ya está llegando a su fin, también trae consigo el arranque del nuevo curso político. Un año que viene cargado de proyectos pendientes de ejecutar, en el que veremos si por fin se atisba la sucesión en el Partido Socialista y en el que estaremos con un ojo puesto en la guerra fratricida que mantienen en estos momentos, en instancias superiores, los partidos que gobiernan el Ayuntamiento de Elche, con el deseo de que las luchas cainitas no afecten a nuestra ciudad.

Un curso político que, al igual que todos, también vendrá con celebraciones litúrgicas. Las fiestas patronales de El Altet en septiembre, las fiestas en honor a San Crispín en octubre y San Antón en enero y, por supuesto, la Navidad y la Semana Santa, para continuar con todas las fiestas patronales de las pedanías y volver a cerrar con otras fiestas en honor a la Virgen de la Asunción que espero que estén, como mínimo, a la altura de las que hemos vivido en este 2024.

Tenemos que seguir apostando por mantener este tipo de celebraciones y hacerlas más grandes aún si cabe. El compromiso del gobierno municipal con ellas debe ser claro y firme. Porque, como decía el periodista y político colombiano Alberto Lleras Camargo, “un pueblo sin tradición es un pueblo sin porvenir”. Enterremos para siempre los complejos que hemos vivido en el pasado. Elche ama a su Virgen. Elche está orgullosa de su historia y su cultura.

Elche es ciudad de tradiciones.