A veces, parece que los problemas son fabricados de la nada, sobre todo cuando observamos la política local y las promesas incumplidas durante años. Elche ha sido un ejemplo claro de esta dinámica. Durante ocho años, la ciudad fue ignorada por el anterior Consell. Los proyectos se anunciaban, se incluían en presupuestos ficticios y luego se dejaban morir, como si las promesas en papel no tuvieran ninguna consecuencia real. Los ilicitanos hemos visto cómo nos engañaban año tras año sin que nadie asumiera la responsabilidad de este abandono.
Ahora, el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, junto a Pablo Ruz, se han comprometido a que Elche tenga un Tram durante esta legislatura. Y no cualquier Tram, sino uno de última tecnología, un transporte sostenible que ya funciona en otros países y que no necesita la infraestructura antigua, como las catenarias. Este avance es significativo, no solo por la modernización del transporte, sino porque representa una promesa que se está cumpliendo.
El jueves pasado, el 16 de marzo, mi compañero Ramón Abad, del PSOE, formuló una pregunta a la consellera Salomé Pradas sobre el tranvía de Elche. La respuesta fue clara y satisfactoria: Elche tendrá un Tram. Sin embargo, la reacción de Abad parecía más una burla que una preocupación genuina. ¿Por qué cuestionar algo que claramente beneficia a la ciudad?
Es evidente que algunos están tan acostumbrados a las promesas vacías que no pueden aceptar que algo positivo finalmente esté sucediendo. ¿Cuál es el problema, señor Abad? ¿Es el nombre del proyecto? ¿Es la tecnología avanzada? ¿O es simplemente el hecho de que Carlos Mazón y Pablo Ruz estén cumpliendo con lo que prometieron?
La verdad es que no entiendo cuál es su problema, a menos que esté tan acostumbrado a la mentira, tanto de Ximo Puig durante ocho años como de Pedro Sánchez, que no pueda reconocer un gobierno que realmente está trayendo el cambio. Es doloroso para algunos aceptar que el gobierno actual está haciendo lo que prometió, pero eso es lo que los ilicitanos necesitan.
Dejen de poner palos en la rueda y empiecen a trabajar para los ilicitanos, que para eso se les ha elegido. Quizás, ese sea realmente el problema: trabajar por el bien común en lugar de buscar excusas y obstáculos.