Estamos acostumbrados a las noticias sensacionalistas, impactantes, exageradas e
incluso, a veces, manipuladoras y falsas. Se nos suele pasar por alto aquellas acciones
que se realizan con esfuerzo, día a día, de forma callada, sin levantar polvareda, por
gente corriente que así consigue mantener a su familia y que son muy importantes para
la sociedad y la economía en general.
Uno de estos ejemplos lo tenemos muy cercano tanto en el lugar pues ocurre en Elche
como en el tiempo, pues ha sido y todavía es de actualidad. Me refiero a los técnicos
de calidad de calzado en el extranjero: China, India, Marruecos, Vietnam,
Túnez, Rumanía, Paquistán…
Si nos ponemos en contexto, el perfil mayoritario de estos trabajadores es de una persona
de mediana edad 40 – 50 años, con estudios básicos (saber leer, escribir y las cuatro
reglas) pues dejaron la escuela a los 14 años y se pusieron a trabajar principalmente en
el calzado pasando por diferentes fases del proceso de fabricación lo que los ha llevado
a tener una amplia experiencia profesional, sin idiomas y con una familia formada.
De repente surge la externalización de la producción en el calzado, una gran parte de
estos profesionales han de irse al extranjero sin conocer ni el idioma ni la cultura y solos,
dejando aquí la familia y amigos, a realizar allí su trabajo de supervisión de calidad y/o
enseñar a nativos a fabricar.
¿Te imaginas el panorama que se les presenta?
Pues sí, fueron y consiguieron producciones con un alto nivel de calidad, transmitiendo
órdenes a través de un traductor, desde luego fácil no lo tuvieron, pero lo consiguieron,
amoldarse a sus costumbres, comidas, distancias, viviendo allí varios años… toda una
aventura.
Desde aquí manifestar nuestro reconocimiento a estos «gladiadores» anónimos e
importantes a la vez, que han manifestado su capacidad de lucha, de superación, de
entrega, de profesionalidad y han puesto a Elche en un lugar destacado dejando su
impronta y calidad humana.
Aprendían palabras cotidianas del País, tales como buenos días, gracias, que tal la
familia, …, con este gesto ganaban un acercamiento a los trabajadores evitando que se
sientan explotados y prestaban más atención cuando les hablaban. En su tiempo de ocio
hubo algunos casos que montaron una peña futbolística franjiverde a la que también
pertenecían aficionados del País, la inmersión cultural reciproca fue amplia entre aquellos
que más se relacionaban, este proceder es digno de admirar.
Sí, tienen mérito, mucho mérito. Y nos pasa desapercibido cuando lo suyo sería poner
en valor su coraje, su profesionalidad, su manejo de la situación y aprender de
ellos que seguro tienen mucho, muchísimo que enseñarnos.
Desde luego han hecho buena la frase del refranero español, si se quiere, se puede.
Muchas gracias a todos ellos por el ejemplo que nos han dado.