OPINIÓN

IMPRESIONES DE UN PASADO (XXXV)


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Pepe Ruiz Torres
21 de abril de 2025 - 03:47

El primer y segundo lunes de Pascua, en Elche, celebramos La Mona. Finalizada la Semana Santa, cargada de momentos de religiosidad popular, el pueblo se dispone a ir al camp d’Elx, a de fora o a la Faeneta. El Lunes de San Vicente, celebramos el segundo lunes de Mona.

San Vicente Ferrer es patrón de los constructores y obreros, de los prisioneros y es Santo Patrón de la Comunidad Valenciana. Este dominico valenciano (1350-1419) llegó a predicar en nuestra población, de hecho en la Plaça i Baix tenemos una placa conmemorativa  por el V Centenario de su canonización (1455-1955).

En nuestra población, los días de Mona han sido variopintos, ya tenemos referencia a ellos en la prensa de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Hemos conservado parte de la esencia de esas celebraciones gracias a lo que nos han contado nuestros padres. Hoy en día no se celebra como antiguamente, ni en los mismos lugares ni con la misma dedicación y preparación. También podemos hacernos una idea gracias a las instantáneas en blanco y negro que se conservan en muchos archivos familiares, en las canciones populares y en algún que otro libro.

 En este apartado quiero hacer referencia al libro  Cançonetes de Fil i Cotó, cançons i records, de Peral, Sempere, Mallebrera y Valero. La considero la Biblia agnóstica que todo ilicitano de pro habría de tener en su mesilla de noche. Recopila la mayoría de nuestras costumbres y tradiciones, en especial la de los días de Mona. En él, aparece una serie de letras, con las partituras incluidas, de las canciones más populares de nuestro pueblo, que, desgraciadamente, se están perdiendo entre las nuevas generaciones de ilicitanos.  En cuanto a discos quiero hacer referencia al que dirigió José Vaello con el Grupo La Tabala, Habaneras en Elche. También apareció un disco llamado Cadafal en el año 1978. La Coral Jovenívola presentó unes Cançonetes de Fil i Cotó ( Cançons tradicionals d’Elx) y algunas masas corales también se han atrevido con nuestras canciones populares. En el 2018 Ángel Alfosea y un grupo de cantores se animaron a grabar el disco Cançons Populars D’Elx. Lo presentaron en el Gran Teatro y fue todo un éxito.

En los días de Mona, que se trabajaba por las mañanas en las fábricas de calzado, se iban juntando los más jóvenes del lugar en la emblemática Plaza del Doctor Campello ( actual Glorieta ), en la plaza mayor del Raval o a la altura de los únicos puentes que había en la población en torno a 1920( el Pont Vell o de Santa Teresa, El Pont Nou o de Canalejas o el Pont de Ferro o del Ferrocarril). Ellas iban con delantales y pañuelos anudados al cuello y ellos con pantalón y camisa, cuando no con el mono de trabajo, ya fuera de hortelano o de empleado de una de tantas fábricas. Llevaban los famosos cabassets o capazos, cestas con dos asas confeccionadas con esparto o palma. En ellas ponían diferentes viandas como podría ser la típica Mona con huevo o sin ella ( fogaseta llamada en Elche y en la vecina Alicante, toña), le acompañaban distintos embutidos o fiambres y no podían faltar las botellas o botas de vino).

 Dispuestos y risueños, algunos de estos grupos  iban acompañados de alcahuetas, que vigilaban el orden y el decoro de estos jóvenes por si se iban de madres. Iban cantando hasta llegar al pantano de Elche, a las montañas del Ferriol o a  La Peña de las Águilas (les penyetes). Allí extendían sus manteles coloridos y bordados y se disponían a realizar el berenar, una merienda campestre con lo que cada uno iba incorporando ( parecido al soparet de cabasset). El tiempo acompañaba tras la llegada de la primavera, aparecían los primeros amores y romances, te declarabas a la mujer que te gustaba, más si cabe si te habías excedido con el vino, el cantueso o con cualquier otro herbero. Los había que jugaban a la cucaña, a la gallinita ciega, la rateta, el conillet o los que jugaban a lo prohibido ( cartas, destacando por encima de todos el Sarangollo ).

Comían, bebían, bailaban y sobre todo, cantaban. Toda la colla de amics se conocía las canciones de Mona, y el que no conocía sus letras lo intentaba con sus estribillos. Los había que cantaban muy bien ya que formaban parte de la Capella del Misteri o de alguna masa coral del pueblo ( Coro Clavé y Popular Coro Clavé), y también los había arrítmicos y disonantes. La voz era lo de menos ya que compartían cantos, rondallas, chistes y los famosos cuchicheos y chismes que se daban en todas las poblaciones pequeñas.

 Eran días de alegría, de compartir y de recordar. La situación ha cambiado mucho a día de hoy, los que como yo rondamos los cincuenta años de vida, no habrán oído hablar de lo arriba expuesto, apenas conocen alguna de nuestras habaneras y los días de Mona los celebrábamos en las playas de la vecina y querida Santa Pola. Es más, los adolescentes de hoy en día, dudo que sepan qué es la Mona y las canciones de Fil i Cotó. Nuestras tradiciones están desapareciendo y no porque nuestros padres no nos las hayan sabido transmitir, sino quizá, porque no hemos puesto el empeño suficiente que debíamos para que nuestros hijos las asumieran como propias. No están de moda y se esfumarán como un azucarillo se diluye con un buen café.

Afortunado me siento por haber disfrutado de mi padre y de todos sus amigos, que siempre que se juntan ,y da igual la época del año, no faltan las canciones tradicionales de este bendito pueblo que nos vio nacer y nos verá cerrar los ojos. Gracias a ellos he podido recibir esa herencia, ese gran legado que he intentado transmitir a familiares y a amigos, algunas veces con éxito y  otras han acabado en estrepitoso fracaso. Y me gustaría dar por finalizado el presente escrito con una de las canciones populares favoritas para estos días de Mona, no sin antes solicitar al Excmo. Ayuntamiento de Elche y a los diversos coros de la población, la creación de un Certámen de Habaneras de Fil i Cotó, a celebrar en el Hort de Baix en una de las noches de verano durante nuestras fiestas de agosto. Sería una gran forma de promocionar lo nuestro, la cultura ilicitana.

“De les penyetes venim…de menjarmos la Mona junt al ferrocarril, a mí, m’han trencat el ou, m’han pegat en la cella, m’han fet un blaverol.

Venim tots mig tocats ham jugat un ratet, a la roer la mola, a la rateta i al conillet”.

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