OPINIÓN

La importancia de calentar: El antes y después de la actividad física


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Silvia Soler
17 de agosto de 2024 - 02:21

En la rutina de cualquier deportista, desde el aficionado que corre por el parque hasta el profesional que compite al más alto nivel, hay dos momentos que son esenciales, aunque a menudo se subestiman: el calentamiento previo y la vuelta a la calma al final de la actividad. Estos dos elementos, como la introducción y el desenlace de un buen libro, son tan importantes como la actividad principal en sí misma. Sin ellos, la historia del ejercicio queda incompleta, con capítulos que pueden dejar secuelas en el cuerpo y la mente.

El calentamiento es la antesala de lo que vendrá. Es un proceso gradual que tiene como objetivo preparar al cuerpo y a la mente para el esfuerzo físico que sigue. Este paso, muchas veces relegado a un segundo plano, es clave para reducir el riesgo de lesiones, activar los músculos de forma progresiva y ajustar el cuerpo a la intensidad de la actividad que se va a realizar.

Un buen calentamiento no debe provocar fatiga, sino preparar. Esto significa que la intensidad debe aumentar progresivamente, elevando la temperatura corporal sin que lleguemos a sudar de forma excesiva. Aquí, estiramientos ligeros y movimientos que involucren todo el cuerpo son esenciales. Se trata de comenzar a movernos, de activar esas zonas que luego exigiremos durante el entrenamiento o la competencia.

Desde los futbolistas que saltan al campo antes del partido para tocar el balón, hasta los tenistas que pelotean antes de sus partidos, todos los deportistas de élite son conscientes de la importancia de calentar. No es un mero ritual; es una preparación necesaria para el rendimiento óptimo y, sobre todo, para minimizar los riesgos de lesiones que pueden arruinar una temporada o una carrera.

Al final de la actividad física, la vuelta a la calma es el complemento indispensable del calentamiento. Su función es llevar al cuerpo y a la mente de nuevo a un estado de reposo, reduciendo gradualmente la frecuencia cardíaca y la temperatura corporal. Este es un momento de transición en el que dejamos atrás el esfuerzo y permitimos que el cuerpo comience su proceso de recuperación.

La vuelta a la calma también tiene un componente mental. Es un espacio para agradecer al cuerpo por el esfuerzo realizado y a uno mismo por el tiempo dedicado a la actividad física. Este enfoque no solo ayuda a la recuperación física, sino que también contribuye al bienestar emocional, cerrando el ciclo del entrenamiento con una sensación de logro y satisfacción.

Los deportistas profesionales lo tienen claro. No es raro ver a un futbolista en bicicleta o recibiendo tratamiento de un fisioterapeuta después de un partido, o a un tenista realizando estiramientos suaves tras una intensa sesión en la cancha. Estas prácticas son una forma de volver a poner en equilibrio el cuerpo después del esfuerzo, asegurando que esté listo para el siguiente reto.

Los beneficios de estas dos prácticas son múltiples. Un calentamiento adecuado disminuye significativamente el riesgo de lesiones, mejora la flexibilidad y aumenta la eficacia del entrenamiento posterior. Además, prepara al cuerpo para rendir al máximo desde el primer momento, algo que es crucial tanto para deportistas de élite como para aficionados.

Por otro lado, la vuelta a la calma ayuda a reducir el dolor muscular posterior al ejercicio, facilita la recuperación y estabiliza la mente, permitiendo una transición suave hacia el descanso. Esta práctica no solo es una cuestión física, sino también un acto de autocuidado, una forma de reconocer el esfuerzo realizado y prepararse para los desafíos futuros.

Un buen calentamiento y una adecuada vuelta a la calma son esenciales para cualquier rutina de ejercicio, sin importar el nivel de intensidad o el tipo de actividad. Ignorarlas es como leer un libro saltándose la introducción y el desenlace: la experiencia queda incompleta y los riesgos aumentan. Así que, la próxima vez que te prepares para entrenar, dedica tiempo a estos dos momentos clave. Tu cuerpo y tu mente te lo agradecerán.