Con la jornada a punto de terminar, a falta del partido Granada-Eibar, que si quiere meterse en la lucha por el play-off ha de ganar este partido como local, y oyendo la cantidad de cábalas y suposiciones, elucubraciones, triples empates con estos o con aquellos, está bien, porque la gente está entusiasmada y a la vez nerviosa por cumplir el objetivo cuanto antes, pero no queda otra que seguir entrenando con el mismo o mayor compromiso e ir a Huesca (última bala tras la derrota esta semana en Albacete) de la misma manera que, sorprendentemente, salió el Elche contra el Levante.
Desde el primer momento fue a por todas a someter al rival, teniendo un juego muy ofensivo, con desdoblamientos por banda de Núñez, tiros a puerta además por el otro lado con Salinas y participación total de los jugadores de medio campo en las inmediaciones del área.
Sólo que la cosa se fue complicando cuando, como reconoció el míster rival “que el ímpetu local les obligó a defender “un poco” atrás” y la realidad es que el repliegue intensivo que realizaron con sus 2 puntas, Brugué y Morales estaban bien cerquita de sus centrocampistas, estando éstos a su vez bien cerquita de sus centrales al borde del área, con lo que se colocaron en un 1-4-4-2 en unos escasos 30 metros y con muy buenas basculaciones a la vez que intensas. Entonces en este marco no queda otra que estar muy preciso y muy fresco para intentar hacer daño al rival, y si además, tiene una bala en punta como Morales y con la participación en segundas jugadas, tanto de Brugué como de Carlos Álvarez que les hacían muy peligrosos, consiguieron el primer gol. Tenían la lección bien clara, buscar las espaldas de nuestros laterales que se incorporan mucho al ataque y con la velocidad antes mencionada intentar crear problemas. Si con esto, además, un error en salida de Dituro (el 1% de las veces puede salir mal, cuando lleva todo el año con este tipo de pases cumpliendo de manera espectacular, a la vez que siguió con su idea y tras este error siguió dando pases con una gran dificultad para otros porteros y poniéndola al pie de sus laterales casi en el centro del campo) provocó que se volvieran a adelantar con un 0-2 y ese sistema defensivo, se antojaba bastante difícil la papeleta. Y más, cuando el delantero con el que más confianza se tiene en él, no estaba del todo acertado y no mostró aún la frescura que tenía antes de las molestias.
A la vuelta del descanso volvió a sorprender con un cambio poco habitual (si no hace algún cambio en el vestuario, no suele hacerlo hasta pasados 15-20 minutos de la segunda parte) y además fue uno de los, vamos a decir en tela de juicio por una parte de la afición que como predije la anterior semana, a ver si se podía dar y se dio, marcó el gol de la esperanza para acercar la posibilidad del empate y con ello mantener la ventaja de 4 puntos con sus perseguidores.
Aún así, una de las cosas que más echo en falta, antes de la entrada incluso en el campo de Mourad, es la llegada al primer palo de los rematadores, y más con un equipo como este que llega muy bien por banda y se producen multitud de centros, como así fueron en el min. 50 a centro de Nico Fernández, en el 52 a centro de Núñez y no aparece nunca nadie en este espacio tan importante para un 9 goleador. Alternando con desmarques al 2º palo para complicar la marca a los centrales, pero cuando no vas ni delante ni detrás, se antoja difícil la finalización.
En cuanto a cambios, sólo con la entrada de Mourad y Pejiño al campo, el Levante consiguió hacer una gran jugada y ponerse con 1-3 en el marcador, y ahí se dio el todo por el todo con el triple cambio, poniendo en liza a los 3 delanteros, Plano, Kaba y Mourad, pero hubieron de nuevo más opciones de primer palo, en los min. 84, 88 y 92 y ninguno fue capaz de aparecer en esta zona. Hasta la televisión delató en un centro de Pejiño donde le reclamaron que centrara y no chutara y se pudo leer en sus labios “lo que hay que hacer es entrar al primer palo…”. Hubo una incluso que centró Núñez desde la derecha en el min. 88 y el único que estaba cerca del área pequeña fue Josan!
Otra mención quería hacer, que me recordó a mi etapa de jugador, y es cuando estás jugando y estás viendo a la gente irse del Estadio; ¡hasta alguna vez les llegué a gritar “os vais a perder el gol!”. Es obvio que lo ideal es que hubiera 30.000 almas y todas dispuestas a quedarse hasta el último minuto, pero unos tienen más paciencia que otros, o también que cuando dieron 8 minutos de descuento, que luego fueron 9, el Estadio sea una olla a presión y ayude a los jugadores a dar el último esfuerzo. El aficionado pensará claramente, “ya está todo perdido, no hay nada que hacer” pero como también he escuchado, más vale 20.000 o incluso 15.000 pero que se dejen todo en la grada hasta el final, con la ayuda mutua de los jugadores en el campo y al final esa relación afición-jugador se afianza y puede llegar a crear un miedo escénico que es difícil de conseguir.
Sólo queda una misión, sin cábalas, teorías ni hipótesis inválidas, sábado a las 18:30 en El Alcoraz, con tres puntos por encima de los perseguidores de play-off y a falta de 6 puntos en juego cuando acabe el partido. Medir sensaciones esta semana y poner a los 11 que mejor considere el Míster que estén preparados para semejante batalla mental, ya que técnica y tácticamente poco se puede mejorar ya a estas alturas, rayando a un gran nivel hasta ahora y que se decante la balanza del lado ilicitano.