El pasado viernes, la visita de Carlos Mazón a Elche trajo consigo una serie de anuncios sobre proyectos e inversiones que, sin duda, serán bien recibidos por la ciudad, como el tram y la depuradora Algorós. Sin embargo, en medio de tantas promesas, hay un tema que sigue sin recibir la atención que merece: la renovación del convenio para la construcción de nuevas viviendas en el barrio de San Antón.
Es cierto que, desde hace años, los vecinos de San Antón viven en condiciones que son, cuanto menos, indignas. La situación ha empeorado con el paso del tiempo, pero lo que más sorprende es que, pese a la creciente urgencia, este tema parece haber quedado relegado a un segundo plano, ignorado incluso por aquellos que deberían ser los principales impulsores del cambio.
Según nos anunció el alcalde, el único obstáculo que impide la firma del convenio es la Generalitat, una afirmación que, en apariencia, deja la responsabilidad de la situación en manos de la administración autonómica. Sin embargo, este es un tema que no puede ser delegado. El alcalde debe liderar este proceso, aprovechar la debilidad de Carlos Mazón y forzar un compromiso claro para que, de una vez por todas, se firme el convenio de renovación urbana del barrio.
Quizás se haya preferido destinar el dinero que podría venir a Elche para otros proyectos, pero si es así, deberían ser honestos y decirlo claramente a los vecinos.
La actitud de la oposición, particularmente del PSOE, también deja mucho que desear. Aunque realizan numerosas ruedas de prensa para criticar otros aspectos de la gestión, este asunto, que debería ser central para todos los partidos, no parece generar el mismo interés. Y es que el censo de votantes en San Antón, cada vez más reducido, parece ser uno de los motivos por los cuales ni la oposición ni el gobierno local se han implicado con la urgencia que merece la situación. La política, lamentablemente, parece reducirse a los votos, y si el barrio de San Antón no es lo suficientemente “rentable”, se deja de lado. Esto es lo que muchos temen, y es la sensación generalizada que tienen los vecinos.
Ya parece haber pasado el tiempo en el que, utilizando ciertos argumentos, unos consiguieron por primera vez la alcaldía y otros la perdieron. Ahora, quienes realmente quieren a San Antón deben trabajar en demostrar que son muchos.
Es hora de que el alcalde tome las riendas de este asunto con la misma determinación con la que ha defendido otras iniciativas. No puede ser que se sigan dilatando los plazos, mientras los vecinos ven cómo sus viviendas se derrumban y sus vidas empeoran. Ruz tiene la oportunidad de demostrar que, cuando se trata de la dignidad de las personas, no hay excusas ni delegaciones posibles.
Los edificios por derribar siguen mostrando la vergüenza a quien pase por allí, tanto de Elche como de fuera.
Este tema debe ser una prioridad absoluta. No podemos permitir que el barrio de San Antón siga olvidado, mientras otros proyectos avanzan sin tener en cuenta las verdaderas necesidades de muchos de los ciudadanos de Elche. La firma del convenio para la construcción de nuevas viviendas es el paso esencial para dar una solución definitiva. Y es el alcalde quien debe liderar este proceso, quien debe presionar con firmeza a la Generalitat, con Mazón débil, para que se materialice el compromiso que tanto tiempo se ha estado esperando.
Es ahora cuando se tiene que actuar. San Antón no puede esperar más.