El precio de la vivienda ha subido en nuestra ciudad un 10% en venta y un 15 % en alquiler, la cesta de la compra está por las nubes, la tasa de paro es de un 17’08% y FICE ya anunciaba en 2024 que descendían nuestras exportaciones de calzado con lo que tiene de pérdida de tejido industrial. No creo que seamos una excepción ni en nuestro país ni en Europa y en ese contexto lo que a las autoridades de la UE le parece fundamental es un “kit” de supervivencia ante la guerra” ( que, por cierto, nos propone, en pleno conflicto nuclear, tener comida para tres días, se ve que dejan el apocalipsis para luego).

Y qué hace el gobierno, “ más progresista de todos los tiempos”. Pues se centra el elevar el gasto militar sin decir “rearme” y sin pasar por el parlamento no sea que a los diputados les dé por hablar de política como si representasen al pueblo español. Además quieren subir el gasto militar no para proteger nuestras fronteras sino porque lo manda ( oh, sorpresa) la UE. De nuevo la UE.

Una UE que nos ha encarecido todo hasta la náusea, nos ha desindustrializado y convertido en un país de camareros para guiris, una UE que nos ha impuesto perder la soberanía monetaria y energética ( y, en el fondo, cualquier otra) ahora se dedica a tocar tambores de guerra y asustarnos con su “doctrina del shock” para enriquecer con dinero público a las grandes corporaciones francesas y alemanas. Y el gobierno “más progresistas de todos los tiempos” (incluidos los que van de antiimperialistas por la vida) a obedecer perrunamente.

Pues hala, no habrá dinero para nada. Ramón reducirá la plantilla aduciendo la falta de exportaciones, Juan se irá entonces al paro y, si no lo desahucian antes, no podrá ayudar a Irene a alquilar con lo que seguirá en casa como una eterna adolescente. Menos mal que les ayuda un poco la pensión de Toñi que, a veces, sonríe triste cuando, rodeada de guiris, recuerda las tradiciones, ya moribundas, de su vieja y querida ciudad.