OPINIÓN

Que nos dejen tranquilos

26 de julio de 2024 - 09:16
FacebookTwitterWhatsApp

Tras el terremoto nacional causado por la declaración del líder de Vox, en la cual anunció la ruptura de sus pactos en los gobiernos autonómicos con el Partido Popular, el alcalde de Elche, haciendo gala de la elegancia que le caracteriza, se despidió públicamente del ya ex conseller Vicente Barrera, agradeciéndole su trabajo por la ciudad en todos estos meses.

El gran motivo del partido de Santiago Abascal para materializar esta ruptura es el acuerdo alcanzado por PP y PSOE al respecto del problema migratorio de Canarias. Como si la posición del Partido Popular fuera nueva en la materia y hubiera sorprendido a alguien el pacto. No, ésto solo ha sido una excusa. La verdadera razón del divorcio político en la derecha de este país tiene que ver con los resultados de las elecciones del pasado 9 de junio.

En los comicios europeos, los partidos hermanos de Vox en Europa obtuvieron unos resultados históricos. Sin embargo, el partido de la derecha alternativa en España no corrió la misma suerte, y se quedó en su pequeño nicho a la derecha del PP. Y ello porque en estos últimos años, de alternativa ha tenido poco la opción de los de Abascal.

Mientras sus socios han sido auténticos antisistema que no pactan ni una coma con los partidos de la gran coalición europea (populares, socialdemócratas, liberales y verdes), Vox se ha limitado a ser, en las comunidades autónomas donde sumaban, la muleta del Partido Popular, renunciando a prácticamente todo el corazón de su programa electoral. Aquel famoso eslógan electoral de “solo queda Vox” había quedado en papel mojado.

Santiago Abascal ha sabido leer muy bien los resultados electorales de las europeas, y ha utilizado la primera excusa que se le ha presentado para darle la vuelta a la situación. Porque romper por las bravas todos los gobiernos autonómicos con el PP por una cuestión electoral no habría quedado muy decoroso. Ahora le toca romper con la derecha del sistema y empezar ser la derecha alternativa. Porque o “solo queda Vox” o son la muleta del PP, pero las dos cosas a la vez es harto complicado.

Lo que, desde luego, ha sido inevitable, es que a todos nos haya venido a la mente cierta preocupación por el futuro del gobierno municipal. Con independencia de la opinión que tengamos al respecto del buen o mal funcionamiento del actual consistorio, en lo que estaremos todos de acuerdo es que un gobierno en minoría es un caos para la ciudad. Elche ya sabe lo que implica esa situación, experimentada en dos ocasiones, curiosamente causadas ambas por la misma persona.

Es inaceptable el nivel de totalitarismo interno que han alcanzado las formaciones políticas, cuyos líderes toman decisiones a las cuales ha de someterse toda la estructura del partido, sin importar llevarse por delante gobiernos que funcionan bien, anteponiendo sus intereses a los de aquellos ciudadanos que están disfrutando de la buena gestión de sus propios compañeros en instituciones inferiores jerárquicamente.

Pablo Ruz dijo el otro día que el gobierno municipal gozaba de buena salud y que la ruptura autonómica no iba a afectar a Elche. Dios quiera que sea profético. Estaría bueno que, tras toda una vida siendo ignorados desde el río Turia y desde la meseta central, ahora que nos estamos sacando las castañas del fuego y que nos va bien, vengan a jodernos la marrana.
Que se vayan con sus pataletas a otra parte.

Que nos dejen tranquilos.