En términos políticos este ha sido un año intenso en los retos colectivos a los que nos enfrentamos, que se han hecho más manifiestos, mientras muchas formaciones políticas siguen abundando en los discursos fáciles y falaces.

A nivel municipal, estos retos han tomado forma en la crisis de la vivienda, en los efectos de la emergencia climática, en la lucha por la sanidad y educación públicas y dignas y en la agresión a los derechos democráticos, básicos para una sociedad justa e inclusiva.

Precisamente el acceso a un hogar ha sido una de las prioridades de Compromís en este año. Hemos propuesto mecanismos para regular el precio del alquiler que nos proporciona la Ley Estatal de Vivienda. Hemos apostado por crear líneas de ayuda al alquiler a las que puedan acogerse las rentas medias. Hemos instado a racionalizar el alquiler turístico para evitar fenómenos como el de Alicante. Pero todas estas iniciativas han sido inexplicablemente rechazas por Pablo Ruz y Vox.

Estas divergencias conectan con una de nuestras mayores diferencias ideológicas. Mientras las derechas siguen entendiendo la vivienda como un bien de mercado, en Compromís lo hacemos como un derecho constitucional.

En términos similares se ha dado el debate sobre la reversión al sistema público del Hospital del Vinalopó, una cuestión que consideramos clave para garantizar el derecho a la salud de nuestros vecinos y vecinas y una demanda que han refrendado más de 15.000 personas a través de las firmas recogidas por la Plataforma per la Reversió de l’Hospital del Vinalopó. Las numerosas quejas de los usuarios y usuarias y del propio personal del centro demuestran que el paso del hospital al sistema público es una urgencia para nuestro municipio, a la que sigue negándose el gobierno municipal.

Mientras tanto, Pablo Ruz y Vox han seguido abanderando el negacionismo climático, incluso en un año trágico marcado por la DANA del que Pablo Ruz se despide eliminando un nuevo carril bici, en este caso en el carrer Sant Joan.

Y, como era de esperar, han continuado los recortes de este gobierno a la perspectiva de género, a las políticas de diversidad y a la promoción del valenciano, que han rematado al no apoyar las propuestas que Compromís hemos formulado para avanzar en memoria democrática. Incluso PP y Vox se negaron a votar a favor de la anulación de las sentencias de los tribunales franquistas contra el poeta Miguel Hernández.

Todo esto ha ocurrido mientras se agrandaban las incoherencias del gobierno municipal. Un buen ejemplo son las anunciadas bajadas de impuesto que, en realidad, han acabado siendo lo contrario, como veremos a partir de enero en los recibos de agua y recogida de residuos. Y, a la vez, el alcalde sigue gastando más en asesores y decoración.

Y así despedimos este 2024 en el que seguimos sin saber nada del Tram, el palacio de Congresos o la rehabilitación de las Clarisas y en el que el alcalde ha renunciado a la deuda de 43 millones de euros que nos debe la Generalitat Valenciana a todos los ilicitanos e ilicitanas.

Por todo ello, en Compromís continuaremos trabajando con fuerza en este 2025 por la ciudad justa, inclusiva y verde que nuestros vecinos y vecinas merecen. Ese es nuestro mayor deseo para el próximo año, un municipio que cuide, respete y frene las desigualdades. Felices fiestas.

Esther Díez Valero