El escritor y periodista especializado en turismo Pacho G. Castilla en un artículo sobre nuestra ciudad publicado en el Club Renfe nos consideraba una “ciudad amable”. Nosotros también nos vemos como una ciudad acogedora, amable y emprendedora. De hecho en el folleto turístico municipal “VisitElche” nos presentamos como una ciudad a la vez moderna y tradicional o, por poner otros ejemplos, la Concejalía de Mayores habla de “amigabilidad” en sus publicaciones y en los debates que se han tenido en el Consistorio en estos años a cuenta de la peatonalización de algunas calles se ha hablado de frenar el urbanismo duro para hacer una ciudad más amable.
“Amable” significa “que se puede amar”. “Amigabilidad” proviene de “amigo” y éste de “amicus” y, finalmente, “amare” (amar). Nos consideramos, pues, una ciudad a la que se le puede amar y que ama. LA RAE nos dice que amar es buscar el encuentro con otro ser que nos completa e implica actuar desinteresadamente para con otros y ayudarlos a progresar mientras se les respeta. No hay amor sin empatía.
¿Somos de verdad una ciudad amable? ¿De verdad somos una ciudad que ama? Pues viendo la cantidad de personas sin techo que tienen que dormir, cada vez más, por cierto, en bancos, calles y cajeros nos lo podríamos replantar muy seriamente. ¿Qué soluciones estamos dando como comunidad, como ciudad? ¿Qué hace nuestro Ayuntamiento para evitar esta situación o, al menos, minimizarla?
Mientras escribo estas líneas escucho como las autoridades de los Países Bajos conceden permiso para aplicar la eutanasia a una joven de 29 años aquejada de una grave depresión. Y me pregunto si no será mejor conocer las causas de esa depresión para curarla que permitir la muerte del deprimido. ¿Algún día en este atroz mundo posmoderno que nos están dejando las élites económicas y culturales con la anuencia de liberales de derecha e izquierda no nos propondrán resolver el problema de los “sin techo” mediante la eutanasia? Tal vez será mejor esa vieja y noble idea de linaje tanto socialista como católico de “justicia social”.
Justicia social hoy olvidada por unos en favor de delirios identitarios y repudiada por otros como hacen los histriónicos Milei y Ayuso. ¿Y. precisamente de sus partidos, qué piensa nuestro gobierno municipal?