OPINIÓN

Tocaba ya otro ilicitano, él dice que no, pero si, este, la mar de ilustre.


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Antonio Buitrago
06 de julio de 2025 - 11:29

Eduardo Boix es escritor, crítico literario y gestor cultural. Subdirector de la revista Letrasenvena.com y miembro de CLAVE (Asociación de Críticos Valencianos), ha colaborado en diversos medios de comunicación, como El Heraldo de Aragón, La Verdad, El Diario de Avisos o la revista Qué Leer. En la actualidad ejerce la crítica literaria en el suplemento «Arte y Letras» del diario Información de Alicante, y para las revistas digitales 17 musas y letrasevena.com, de la que es subdirector y fundador.

Eduardo hace todo esto, es, todo esto, y mucho más, como, por ejemplo, un tipo con una enorme e inteligente ironía, y aunque él dice que no en su plan más de tío duro, también es alguien con un muy buen fondo, y digo fondo, porque de mitad para arriba, es de poco tolerar según qué estupideces, porque a los estúpidos en sí, no los tolera.

Y hoy, ahora, aquí mismo, os voy a recomendar de sus diversos libros el titulado. Autobiografía del monstruo: 70, un libro en el que no faltan los recuerdos y fantasmas que deambulan en la soledad de cualquier infancia, a veces marcando a fuego, a veces, como el algo que desaparece para, como la muerte, no regresar nunca. Una obra que por igual llega a incomodar, que nos obliga a seguir leyendo, y leyendo, y leyendo.

Los monstruos existen desde que existe el hombre, y no siempre su apariencia es cruel, infame, temible. A veces, el mal palpita bajo la piel en apariencia más apacible. Y son esos monstruos los que, a veces por placer, a veces por poder, finalmente, terminan siendo los más crueles, y, por ende, los que, aunque jamás te tropieces con ellos, nos dan más miedo.

Cada uno de nosotros tiene un monstruo preferido, y eso, nos convierte un poco en uno de ellos, un poco, en una de esas criaturas repletas de sombras que, por este libro, de una ficción que muy bien podría definirse como bastante real, van apareciendo para complicarnos la existencia con preguntas de las que nos hacen abrir mucho los ojos mientras para adentro, aunque sea pecado o este muy mal, decirnos – ¡Me cago en Dios… ¿y sí? –

Yo, les recomiendo a Eduardo por su capacidad de imaginación, que va mucho más allá de esos límites que nos acomodan y nos rinden. Este libro no es tan cómodo como, tumbado en un buen sofá, dejarse cortar las uñas de los pies por un profesional, este es un libro que nos va hacer pensar, y nos va a lograr hacernos sentir. ¿Se puede pedir más?

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