Han llegado a su fin nuestras fiestas, y puedo afirmar con satisfacción que han sido un éxito rotundo. Sinceramente, creo que han sido unas de las mejores celebraciones que Elche recuerda en los últimos tiempos.

Desde el majestuoso desfile de Moros y Cristianos hasta las vibrantes mascletás, que, aunque personalmente prefería en su ubicación anterior, han mantenido su esencia y espectacularidad. Los fuegos artificiales en el estadio, una verdadera obra de arte en el cielo ilicitano, nos dejaron sin aliento. Las representaciones del Misteri fueron, como siempre, un recordatorio de la riqueza cultural que nuestra ciudad tiene el privilegio de custodiar.

No podemos olvidar nuestra querida Nit de l’Albá, un evento que no deja de sorprendernos año tras año, y la Roá, que une a los ilicitanos en una noche de devoción y tradición. La procesión de la Virgen y sus fuegos marcaron el emotivo cierre de estas fiestas, recordándonos que, aunque todo tiene un final, el espíritu festivo permanece en nuestros corazones.

Al hacer balance, el resultado no podría ser más positivo. Más de 400.000 personas llenaron nuestras calles, un récord de asistencia y participación. Nuestra ciudad nunca se ha visto tan viva, tan bella, tan orgullosa de sus tradiciones.

Es justo reconocer el esfuerzo de todos aquellos que hicieron posible este éxito: los cuerpos de policía, protección civil, los sanitarios y todos aquellos que trabajaron incansablemente para que los demás pudiéramos disfrutar de las fiestas. Un reconocimiento especial merece Inma Mora, nuestra concejala de fiestas, por su dedicación y compromiso para que todo saliera a la perfección.

También quiero agradecer a Pablo Ruz, quien ha sido un pilar fundamental en la recuperación de nuestras tradiciones. Su presencia constante en cada evento, sin descanso, junto a su equipo de gobierno, ha sido clave para que nuestra ciudad luzca más hermosa que nunca, llenando de orgullo a los ilicitanos.

Por supuesto, siempre habrá aspectos que mejorar, pero estoy seguro de que se abordarán en los próximos años. Lo que está claro es que tenemos un alcalde para muchos años, porque, independientemente de las ideologías políticas, en las calles de Elche lo que más se escucha es: “Qué bien lo está haciendo Pablo”.

¡Enhorabuena, Alcalde!