OPINIÓN

¿Usted qué sabe hacer?

08 de julio de 2024 - 02:38
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Existe una frase que ha marcado mi vida, prácticamente desde que tengo uso de razón y dice así: “No hay nada más bonito en la vida que hacer felices a los demás.” Me lo inculcaron en casa desde muy pequeño. No la frase en sí misma, sino todo lo que implica. Y esa frase fue la que me llevó a hacerme abogado, para poder ayudar a solucionar los problemas de la gente.

También fue esa frase la que me hizo, el mismo día que cumplí los dieciocho años, ir corriendo a la sede de un partido político a afiliarme. Con toda mi ilusión, y mi vocación por servir a los demás y por ayudar a la gente, me adentré en la organización juvenil de ese partido, pensando en conocer a personas con las mismas inquietudes que las mías. Y algunas conocí, sí. Algunas que a día de hoy son casi mi familia. Pero no tardé mucho en descubrir que la película no iba de eso.

Las organizaciones juveniles de los partidos políticos funcionan, en la práctica, como una suerte de agencia de colocación e impulso de una futura carrera política. Pero, por suerte para la mayoría honrada de los ciudadanos, no hay sitio para todos. Así que aquello se    convierte en un pelea de perros, en la cual se trazan alianzas estratégicas, se producen traiciones y se dan puñaladas y, sobre todo, se le rinde mucho culto al líder, a aquel que tiene en su mano, si le caes bien (tu capacidad o formación pasan a segundo plano), colocarte en algún puesto de la administración que dirige. Un ecosistema poco amigable, donde los fuertes sobreviven y los débiles caen. Como vivir en la selva o conducir por la M-30: una experiencia desagradable.

Elche siempre ha sido un buen ejemplo de estos tejemanejes, con independencia de quien gobernara el consistorio. Si bien es cierto, y creo que es de los pocos peros que se le puede poner a Pablo Ruz como alcalde, que estamos ante la legislatura con más asesores de la historia de Elche, lo cual no puede dejar de asombrar a un servidor, teniendo en cuenta que el socio minoritario de la coalición de gobierno ha llevado siempre por bandera la reducción del gasto político (bandera que muchos hemos ondeado con gusto).

Por supuesto, prácticamente todos los elegidos tienen algo en común: poseen carnet de afiliado del partido que sostiene la vara de mando o, como mínimo, se les reconoce cierta vinculación. VOX ha sido parcialmente fiel a sus principios y solo ha enchufado un par de ellos. ¿Y tienen todos estos asesores algún mérito que les haga dignos de ostentar ese cargo pagado por todos? Pues hombre, hay alguna eminencia académica como Antonio Luis Martínez-Pujalte, o personas con grandes trayectorias en su ámbito profesional, como Óscar López en comunicación. Pero no nos engañemos, no estarían ahí si no fuera por su cercanía con el partido que gobierna.

Pero, salvo contadas excepciones, la realidad de los asesores en Elche obedece a la jauría de hienas sedientas de tener un sueldo que echarse al bolsillo, puesto que nunca lo han tenido en el sector privado. Y esto no lo digo yo, lo dicen ellos mismos en sus curriculums que cualquiera puede ver en la web del Ayuntamiento de Elche. Gente como Elena Bonet, que lleva décadas enganchando un cargo político con otro, o como Ana Fernández, sin experiencia laboral conocida, más allá de dirigir las redes de su partido.

La historia se repite en instancias superiores. Ahí tenemos a la flamante diputada ilicitana en las Cortes Valencianas, Lucía Peral, también con nula trayectoria profesional fuera de la política. Y no se piensen que es cosa sólo de este gobierno. Sirva como ejemplo el señor subdelegado del Gobierno en Alicante, Juan Antonio Nieves, a la sazón secretario general de los jóvenes socialistas ilicitanos.

Y así podría emitir una lista más larga que El Quijote de todas las personas que ocupan cargos públicos, que pagamos todos, sin tener la mínima capacidad para ello. Gente que no sabe lo que es buscar un trabajo, que no ha producido ni un euro de riqueza porque no ha conocido salario ni remuneraciones fuera de la esfera pública. Gente cuyo único mérito es saber moverse en el fango, en la jungla de la miseria humana y la indigencia moral.

Gente que no sabría contestar una pregunta básica en una entrevista de trabajo: ¿Usted qué sabe hacer?