OPINIÓN

Vomitar


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Federico Buyolo
13 de junio de 2025 - 11:51

Escribir es un ejercicio de reflexión. Un momento que plasmas con palabras aquello que llevas madurando en tu cabeza o en un papel con ideas sueltas. Un ejercicio de ordenar pensamientos, ideas, tramas y personajes. Cuando haces que tu pensamiento, ficción o no ficción, sea entendible para todos. Sine embargo, en ocasiones necesitas simplemente escribir para sacar de dentro de ti eso que te está matando por dentro. Ese ejercicio de escritura se llama vomitar palabras, sin pensar, sin buscar el sustantivo perfecto o el adjetivo más adecuado, simplemente escribes lo que sientes, porque el sentir es más importante que la forma gramatical que utilices.

Pues así estoy hoy, desde ayer e imagino que así estaré muchos más días, cuando se publico el informe de la UCO con 490 páginas que todos tenemos ya en nuestro poder. Siento repulsa, asco, vergüenza y dolor de lo leído. Ante todo, vaya por delante el derecho a la presunción de inocencia, espero y deseo que puedan explicar y demostrar que no son verdad lo que leímos, no pierdo la esperanza que esto no sea real, porque de ser real esto es intolerable.

La democracia ha de ser más grande que estas acciones de perversión humana que nos hacen daño. Por mi cabeza solo pasan insultos, exabruptos, rabia y una profunda tristeza de ver que personas a las que he conocido, he confiado e incluso e defendido, han quebrado no solo mi amistad sino la confianza de la ciudadanía que confiaron en ellos para acabar con el tiempo de corrupción que nos asolaba a la sociedad española y la valenciana.

Soy militante del Partido Socialista Obrero Español desde 1998 y lo seguiré siendo. Por eso, siento con dolor lo que está ocurriendo. He trabajado en tres administraciones y en cinco instituciones públicas desarrollando mi vocación política y en todas ellas he tenido siempre en la cabeza mantener una ética política intachable. He cometido errores, muchos, algún acierto, entiendo que sí, pero siempre tuve en mi cabeza dos cosas: estamos de paso en los sitios y tenemos la obligación moral y ética de dejar mejores instituciones cuando dejamos la institución a la que hemos dedicado nuestra esfuerzo e ilusión.

Ayer alguien me decía que no hay nadie mejor que un militante para meterse con el PSOE. No, rotundamente no. Esta situación requiere de actuaciones más contundentes y claras como partido.

Lo vomité ayer a quien me quiso escuchar y lo repito ahora 24 horas después, para asumir la triple responsabilidad de la que habló ayer el secretario general, lejos de entrar en revanchismos políticos que no tocan, es necesario que asumamos la responsabilidad convocando un congreso extraordinario, una remodelación de gobierno, la reforma profunda de las instituciones y un doble plebiscito que incluya referéndum y elecciones generales.

Liderar éticamente significa también que hay que actuar contra aquello que nos separa de lo que somos, de lo que hemos representado desde el 2 de mayo de 1879, de nuestra esencia que va más allá de las personas individuales o de las acciones concretas, es lo más importante que tenemos, lo único, unos valores éticos incuestionables e innegociables.

(Disculpad los errores en este escrito totalmente vomitado, pero estar callado sentía que era mucho peor que decir lo que siento en el corazón).

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