OPINIÓN

IMPRESIONES DEL PASADO (XIV)


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Pepe Ruiz
13 de agosto de 2024 - 00:16

Sumergido en las fiestas patronales, tras unas vistosas Capitanías de Moros y Cristianos, unos conciertos en la universidad ilicitana y en el Hort de Baix, me dispongo a narrar mis vivencias de los días más grandes que tiene Elche. Hablar del 13, 14 y 15 de agosto no es tarea fácil ya que se ha convertido en un tópico durante estos días. La mayoría de ilicitanos ya deberían estar de vacaciones tras un año de esfuerzos, sacrificios y mucho trabajo. Llegan los días de asueto, de disfrutar y de reunirse con familiares y amigos. El fuerte calor no debería ser impedimento para juntarnos, disfrutar de las comidas y de las mascletàs que durante estos días hacen retumbar los pilares más consistentes de la ciudad. En cada esquina nos encontramos bandas de música, alegría y mucha algarabía. Éstas nos hacen mecernos sin apenas darnos cuenta, ya sea por un pasodoble o por unas marchas moras y cristianas. Aparcamos durante unos días nuestros problemas y preocupaciones,nos tomamos un pequeño descanso merecidísimo y todo en nosotros son buenas caras, sonrisas y predisposición por pasarlo bien. Da igual si hemos cobrado la extra o si nos la hemos gastado ya, los bares y restaurantes están hasta la bandera y se cuelga el cartel de no se hacen reservas. Nos reunimos con esos familiares que llevamos tiempo sin verlos , ya sea por la distancia o la pereza que nos ofrece el día a día y las dichosas rutinas.

Y llega el 13 de agosto y su maravillosa alborada, de los recuerdos más remotos que uno tiene en su memoria. Mi familia siempre la veía en lo que ahora es el Museo de La Festa, pero por cosas de las expropiaciones y terrenos cedidos al Excmo. Ayuntamiento de antaño, nos quedamos sin ese maravilloso edificio de unos mil quinientos metros cuadrados, sin las escenas de los paraguas para que no cayeran las cañas de la palmera de la Virgen y sin la sandía y sus respectivas canciones tradicionales del pueblo. Aún así, y pese a los reveses que te da la vida, sigo teniendo una gran nostalgia cuando llega ese día, miro al cielo para ver a mi abuelita Asunción y a mi tío Vicente, para recordar al Gitano y a mi amigo Narciso Caballero. En ese momento, inmerso en la pólvora, el ruido, los fuegos y luces, se para el mundo, mi mundo, y doy gracias a Dios por seguir vivo y rendir sentido recuerdo a los míos. A escasos minutos de la medianoche se oscurece la población, suena el Gloria del Misteri y empieza a brotar un reguero de lágrimas por mis mejillas, que conocedoras de la situación, me dedican una bonita sonrisa y el mejor sentimiento de pertenencia que se puede tener, el ser hijo de Maria de la Asunción y del pueblo de Elche.
Y llega con él la maravillosa palmera que ideó la familia Albarranch, con ella se da por iniciado el día 14, nuestra querida ROÀ.

Se inicia La Vespra bajo los acordes de El Abanico del Maestro Javaloyes, es la primera parte de lo que conocemos como Misteri d‘Elx. La basílica(1673-1784) es el escenario que se creó para dicho auto sacramental, con su conocida reverberación y sus dos tramoyas, la baja y la alta. En ella y con unos fieles inundando Santa María, se llevan a cabo los últimos momentos en vida de la Maredeu, el famoso canto desgarrado de San Juan, el Ternari y la bajada del Ángel con la famosa Magrana o Núvol, que viene a notificar a María que está a punto de fallecer, es por ello por lo que quiere dejar este mundo rodeada de los discípulos de su querido Hijo. La Patrona yace ante las plegarias y homilías de los apóstoles. El pueblo enmudece y queda expectante para el próximo día. Toda la noche y en torno a la antigua Vila Murada asiste el pueblo a esta Dormición de su Alcaldesa Perpetua, con cirios en mano y rezos, se acompaña a la Virgen en este duro momento. Niños, ancianos, amigos y familiares, todos hacen su ROÀ de forma respetuosa, porque en ELCHE, incluso los no creyentes, tienen un respeto por sus tradiciones.

Y llega el día más importante para todo ilicitano, el 15 de agosto, fiesta nacional por la Asunción de María a los cielos en cuerpo y alma. Un día que se celebra por todo lo alto debido a la Coronación de la que vino por el mar y por las Asunciones y Chones que tenemos en la familia( otro día os hablaré del famoso pastel de la abuela que solo se hace para San José y para el 15 de agosto). Ese día se inicia con la Procesión-Entierro, mismo recorrido que la tradicional Roà de la noche anterior. Escolanos, Capella, Coro Juvenil, autoridades civiles y religiosas y el pueblo de Elche, se pone sus mejores galas para llevar, bajo palio, a la Reina de los Cielos. Bajo los acordes del In exitu Israel de Aegypto se inicia con una solemnidad y devoción asombrosa, una gran forma de evangelizar, llevando la Iglesia a las calles, como hacemos en nuestra querida Semana Santa. Rezos, miradas de Fe y Esperanza, gente persignándose, un gentío envolviendo a su Patrona en su día grande, olor a pólvora y a jazmín, una gran puesta en escena gracias a mucha gente que trabaja por y para La Festa.
Y llega el momento final de esta Santa Procesión, ver subir por el andador a la Virgen, rodeada de esa masa uniforme que se llama pueblo de Elche. Como los días 14 y 15 son de puertas abiertas, ya os podéis imaginar cómo se pone la Basílica Menor para ver coronar a la Madre De Dios.
Y ya, si quieres ver la apoteósis, el momento cumbre de nuestro “triduo asuncionista”, debes armarte de paciencia y buscar un buen sitio que te permita ver el milagro que se produce en Elche cada 15 de agosto y 1 de noviembre( años pares), ver ascender en cuerpo y alma a los cielos, a la Santísima Virgen.

Con las Salves, iniciamos LA FESTA, y con ella la parte más movida, emotiva y creo que la que gusta más al verdadero maredeuero. Cuando entra la Judiada con el famoso Aquesta Gran Novetat, se marca un punto de inflexión en la representación, es lo que más me gustaba y me llamaba la atención cuando era un crío. Los judíos quieren arrebatar el cuerpo sin vida de la Mare de Deu, se da un rifirrafe entre los apóstoles y els jueus, y estos últimos acaban por convertirse a la verdadera Fide. Acto seguido se procede al Entierro, todos juntos en armonía, como hijos de un mismo Dios. Se vuelven a abrir las puertas del cielo, sí, porque en Elche miramos al cielo desde el interior del templo, y aparecen en escena dos de los tres aparatos aéreos de los que se dispone( Araceli o Altar Celeste y Coronación o la Santísima Trinidad). Ascienden a lo más alto de la cúpula cantores con guitarras, el arpa y la verdadera imagen de la Virgen de la Asunción para ser coronada. Bajo el cántico del Gloria,Patri et Filio,el repique de campanas y una serie de cohetes lanzados al cielo, Elche anuncia al mundo que la madre de Dios ha sido coronada.
Elche se fusiona en la parte terrenal y celestial, para permitirnos, como cada año por los siglos de los siglos, vivir una experiencia sensorial, un camino de Fe, de amor y de verdadera catequización. Porque nunca lo olvidemos; más allá de la teatralización, de las buenas voces, de la maravillosa escenografía, de la emoción de los asistentes…estamos asistiendo a los últimos días de vida de la madre de Jesucristo, contemplamos la Dormición, Asunción y Coronación de María.
Disfruten de este maravilloso Misterio que tenemos en la población, yo les aseguro que lo haré y este año desde un nuevo prisma. VIVA LA MARE DE DEU Y VIVA EL POBLE D’ELX.