HISTORIA

La Foia: Testimonio de historia y tradición en el sur de Elche

Una pedanía que combina su crecimiento y modernidad con un legado cultural y comunitario, destacando la herencia de Diego Pomares y una rica oferta de festividades y gastronomía local
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Iván Hurtado
02 de noviembre de 2024 - 11:45

La Foia, conocida en castellano como La Hoya, es una pedanía con profundo arraigo en el sur del municipio de Elche, delimitada por Daimés, Asprella y el Parque Natural de las Salinas de Santa Pola. En sus 10,2 km² habitan mas de 3.000 personas, lo que la convierte en una de las pedanías más pobladas, con una densidad de 283,9 hab/km². Desde la mitad de los años 90, su población prácticamente se ha duplicado, reflejando su crecimiento y vitalidad.

Diego Pomares, conocido cariñosamente como “el tío Diego”, es recordado como el fundador y benefactor de La Foia. Su legado sigue vivo en la calle y el parque que llevan su nombre, y en la memoria el Cine Pomares.
La historia del Cine Pomares es un reflejo del dinamismo cultural y social de La Foia, donde José Tarí pasó cincuenta años de su vida detrás de la sala de proyecciones. Construido por su abuelo en 1944, el cine nació con el objetivo de activar la economía en esta pedanía del municipio de Elche.

Inaugurado en 1944, este cine marcó una era en la pedanía y en toda la zona sur de Elche.Fundado por la familia Tarí con el objetivo de activar la economía local, este cine se convirtió en uno de los espacios de entretenimiento más emblemáticos de la zona sur de Elche, con una capacidad para más de 700 personas y un diseño que incluía un anfiteatro.

A lo largo de los años, el Cine Pomares fue un punto de encuentro para las familias de La Foia y sus alrededores, proyectando películas y ofreciendo un espacio de ocio. Sin embargo, en 1988, el cine cerró sus puertas debido a la llegada del reproductor de vídeo y el auge de las discotecas en las playas, lo que marcó el fin de una era en la que el cine era el principal medio de entretenimiento.

Después de su cierre, el edificio permaneció vacío durante dos décadas, sin un destino definido. A pesar de los esfuerzos por convertir el cine en un centro social, estos planes no se materializaron. Finalmente, en 2007, el edificio fue demolido para dar paso a nuevas construcciones residenciales, poniendo fin a un capítulo importante en la historia de La Foia.
Durante décadas, fue un centro cultural y de encuentro que cerró sus puertas en 1988, a raíz de la irrupción del reproductor de vídeo y el auge de las discotecas costeras. Entre ellas, la famosa discoteca SHEILA, símbolo de las noches en los años 70 y 80, compartió escenario junto al cine antes de su desaparición. En 2007, tras dos décadas de inactividad, el icónico edificio fue demolido para dar paso a construcciones residenciales.

Otro símbolo notable es la Torre del Gall, restaurada en 2006, que ahora alberga el centro social de la pedanía.
El edificio conocido como “El Gall” es una de las obras más representativas del estilo modernista valenciano en Elche y se erige como símbolo de La Foia. Construido por Ramón Campello Martínez, un indiano que regresó de Cuba, el edificio presenta un modernismo tardío con influencias neomudéjares. Su estructura incluye una planta baja y dos alturas, rematadas por dos torres, siendo la más alta decorada con azulejos vegetales y un mirador. La cima de la torre alberga una veleta con forma de gallo, que dio nombre tanto a la construcción como a su propietario.

Durante la Guerra Civil Española, Campello fue considerado desafecto a la República y se trasladó nuevamente a Cuba. Posteriormente, el ayuntamiento de Elche adquirió el edificio a sus descendientes y lo restauró en 2006. Hoy en día, “El Gall” funciona como centro social, gestionado por el municipio y rodeado de jardines de propiedad pública.
Asimismo, la iglesia de La Hoya, erigida en 1940 y renovada en 2003, destaca como pilar espiritual de la comunidad. La tierra para su construcción fue generosamente donada por Diego Pomares y Ramón Campello, en un gesto altruista que contrastó con la reticencia general de vender terrenos en aquella época. La primera misa fue oficiada por Don José Tora en 1956.

Las tradiciones están firmemente enraizadas en La Foia, especialmente sus fiestas patronales, celebradas el 13 de junio en honor a San Antonio de Padua. En estas festividades, actos como la charanga, la romería, la mascletà y la procesión iluminan la pedanía. Desde 1988, el popular “sopar del cabasset” se ha transformado de una sencilla merienda a una cena comunitaria que se lleva a cabo a las diez de la noche. Además, el 8 de diciembre, la comunidad se reúne para la procesión y la ofrenda floral a la Virgen de la Purísima Concepción.

La gastronomía de La Foia es un reflejo de su riqueza agrícola, con una variedad de recetas tradicionales como el “arroz de cebolla”, el “cocido con pelotas” típico de Navidad, y el “arroz con costra”, disfrutado en reuniones familiares los domingos. Platos como “pipes i carasses”, “coca a la calda” y “olla podrida” evidencian el sabor de lo autóctono, mientras que dulces como la “fogaseta”, los “mantecados de almendra” y las “almojábenas” evocan las celebraciones de antaño.

El valenciano es la lengua predominante en La Foia, en concordancia con la Ley de Uso y Enseñanza del Valenciano y cooficial junto al español, como establece la Constitución. Según el INE, un 90% de la población tiene conocimientos de valenciano, manteniendo viva una tradición lingüística que es parte integral de su identidad.

La Foia continúa siendo un ejemplo de cómo historia y modernidad se entrelazan, cuida su pasado mientras avanza hacia el futuro, conservando su esencia como un lugar singular, que cuida su cultura y tradición.

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