La concejala Patricia Maciá ha señalado que los informes de Intervención vinculados al presupuesto municipal de 2025 evidencian un desajuste financiero significativo. Según estos documentos, la previsión de ingresos no financieros asciende a 244,3 millones de euros, mientras que los gastos no financieros alcanzan los 271,4 millones, lo que deja un déficit superior a los 27 millones de euros.

Maciá ha advertido que esta situación obligará al gobierno municipal de Pablo Ruz (PP) y VOX a recortar gastos para cumplir con la estabilidad presupuestaria exigida por ley. “La Intervención ya prevé que este gobierno tendrá que dejar de ejecutar gasto por un importe considerable para ajustarse al marco legal”, afirmó.

En cuanto a la deuda municipal, la edil ha señalado que con el préstamo de 30,5 millones que planea solicitar el actual gobierno, la deuda total ascenderá a 83,9 millones de euros en 2025, lo que supone un endeudamiento del 37,84%. “Es prácticamente el doble de la deuda que dejamos nosotros, y esto en tan solo 18 meses. Aunque aún está lejos del límite legal, resulta irónico que quienes nos llamaban derrochadores estén llevando las arcas municipales al límite”, criticó.

Inversiones con equilibrio

Maciá ha defendido la importancia de invertir en la ciudad, pero “con cabeza y equilibrio, sin gastar más de lo que se ingresa”. Según la edil, durante su gestión se logró amortizar la deuda histórica de 115 millones de euros mientras se invertía sin recortar servicios esenciales. “Gobernamos con prudencia y equilibrio, y aun así el PP nos criticaba. Ahora vemos cómo se gasta sin mesura, tensionando las cuentas municipales”, subrayó.

La concejala también recordó que el actual gobierno ha consumido en solo tres meses el remanente de 27,5 millones de euros. “No se gobierna a golpe de chequera, sino con lo que uno tiene y sin gastar lo que no se tiene”, concluyó, advirtiendo que la actual gestión pone en riesgo la estabilidad económica del Ayuntamiento.

Maciá insistió en que las decisiones económicas deben tomarse pensando en el bienestar y la sostenibilidad a largo plazo, asegurando que “invertir en la ciudad es positivo, pero no a costa de arruinar las finanzas municipales”.