HISTORIA

Gloria Miñana Román: Pionera en la medicina y símbolo de superación en Elche

Primera pediatra y mujer en conducir un automóvil en la ciudad, su legado sigue inspirando
FacebookTwitterWhatsApp
Iván Hurtado
08 de febrero de 2025 - 01:50

La historia de Gloria Miñana Román es la de una mujer que, con su determinación y talento, logró abrirse camino en un mundo diseñado para hombres. Nacida en Elche en 1913, su vida estuvo marcada por la pérdida temprana de sus padres y la influencia de su abuelo materno, Pascual Román Antón, un destacado líder socialista y masón que le inculcó el amor por el conocimiento y la necesidad de luchar por sus propios méritos.

Desde pequeña, su entorno familiar la empujó a romper moldes. Criada en una casa donde la educación y la conciencia social eran pilares fundamentales, Gloria se formó en un contexto en el que las mujeres apenas tenían acceso a estudios superiores. Aun así, con esfuerzo y una vocación clara, consiguió estudiar Medicina en Madrid, donde terminó su licenciatura en un tiempo en el que las facultades estaban dominadas por hombres. Su especialización en Pediatría no fue casualidad, sino una elección estratégica dentro de un sistema que imponía limitaciones a las mujeres en muchas disciplinas médicas.

Elche la recibió como su primera doctora en una sociedad que todavía veía con recelo el ejercicio profesional de una mujer fuera del hogar. No solo abrió la puerta de la medicina a las mujeres en la ciudad, sino que, por necesidad y convicción, se convirtió también en la primera mujer en conducir un coche en Elche, demostrando que la independencia femenina podía y debía ir más allá del ámbito privado. Con su consulta privada, su trabajo altruista en el Hospital de la Gota de Leche y más tarde en el Ambulatorio de San Fermín, fue dejando una huella profunda en la comunidad. Sus pacientes la respetaban no solo por su capacidad como médica, sino por la cercanía y el compromiso con los más vulnerables.

Su vida estuvo marcada por un constante equilibrio entre su profesión, su familia y su capacidad para enfrentarse a un mundo diseñado para limitar sus oportunidades. Además de doctora, era una mujer de múltiples talentos: pintaba, solucionaba problemas domésticos con ingenio y confeccionaba ropa para sus hijos. Su entorno no tardó en reconocer su valía hasta el punto de que su esposo y sus hijos eran conocidos no por su propio nombre, sino como “el marido de doña Gloria” y “los hijos de doña Gloria”, un reflejo del impacto que ella generó en su ciudad.

El reconocimiento oficial llegó tarde, pero finalmente se materializó en 2016, cuando el Ayuntamiento de Elche decidió dedicarle una calle cerca del Hospital General Universitario. Sin embargo, su legado no se mide en homenajes, sino en el camino que abrió para otras mujeres. Gracias a figuras como ella, las barreras impuestas por una sociedad conservadora comenzaron a resquebrajarse. Su historia no es solo la de una pionera, sino la de una mujer que, con su ejemplo, demostró que el talento y la determinación pueden imponerse a cualquier obstáculo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Nuevo banner Pepe Ruiz Torres