Pocos edificios en Elche guardan tanta historia entre sus muros como el centro de especialidades San Fermín. Ubicado en la calle Jorge Juan, el que fue el gran consultorio médico del siglo XX nació con la vocación de modernizar la atención sanitaria de toda la comarca. Su puesta en marcha, en plena dictadura, no solo fue una revolución médica, sino también un acto social de primer nivel, con autoridades locales, provinciales e incluso nacionales, entre ellas Carmen Polo, la esposa de Franco.

Su diseño corrió a cargo del arquitecto Eduardo de Garay y Garay, una figura relevante en el panorama de la arquitectura institucional del momento. De Garay proyectó un edificio funcional, de formas curvas y líneas limpias, que se adaptaba al entorno urbano y transmitía modernidad. San Fermín fue parte del plan estatal para modernizar las infraestructuras sanitarias en toda España, y su valor arquitectónico quedó reconocido al aparecer en la revista Arquitectura, la más prestigiosa del país en ese momento.

El inmueble, que costó 14 millones de pesetas, fue construido por el Instituto Nacional de Previsión para prestar servicio tanto a la población ilicitana como a la de Crevillent. Tenía cuatro plantas, espacios amplios, equipos médicos que en su día se consideraban “lo más moderno del momento” y, como elemento simbólico, una escultura de la Sagrada Familia presidiendo la fachada principal.

La inauguración, el 31 de octubre de 1960, fue todo un acontecimiento. Carmen Polo visitó primero el Huerto del Cura, donde se le dedicó una palmera, y luego pasó por Crevillent, donde los vecinos le ofrecieron una alfombra de 100 metros. Finalmente, se trasladó a Elche para inaugurar el consultorio, acompañada por el obispo Barrachina, autoridades sanitarias y el entonces ministro de Obras Públicas. El nombre de San Fermín se adoptó en honor al ministro de Trabajo Fermín Sanz-Orrio, que tras visitar el viejo consultorio de la calle Sagasta —y soltar un contundente “¡qué porquería!”— se comprometió a impulsar la construcción del nuevo centro.

Durante casi dos décadas, hasta la apertura del Hospital General, San Fermín fue el principal centro de salud de la ciudad. Allí se atendían urgencias, se hacían pruebas diagnósticas y, también, se gestionaban las nóminas de los trabajadores del sistema público. En sus pasillos aún resuena la memoria de quienes vivieron de cerca esa transformación histórica de la sanidad ilicitana.

Hoy, aunque muchas de sus funciones han cambiado, el edificio sigue en pie, adaptándose a nuevas necesidades, pero manteniendo viva la huella de un tiempo en que la salud pública dio un paso gigante en Elche. Porque más que un centro médico, San Fermín es un pedazo vivo de la historia social y arquitectónica de la ciudad.