La designación de Mario Vaquerizo como pregonero de las próximas fiestas de agosto en Elche ha levantado una notable polvareda, especialmente en redes sociales. Su elección ha sorprendido a muchos y ha encendido el debate en algunos sectores que critican su escasa relación con la ciudad. Un debate que, curiosamente, no se produjo con otros nombres con aún menos vínculo local, y que sí generaron menos polémica en su momento.

El argumento más repetido entre los críticos ha sido que Vaquerizo no tiene ningún lazo con Elche, algo que no es del todo cierto. Su pareja, la cantante Alaska, fue embajadora de la Granada Mollar del Camp d’Elx, vivió en la ciudad durante una larga temporada y llegó incluso a estar empadronada aquí. Una conexión que puede no parecer suficiente para algunos, pero desde luego no es inexistente.

Una elección llamativa, pero no inédita

Vaquerizo es conocido por su participación en el grupo Nancys Rubias, por su actividad como showman y colaborador en medios, y por su estilo excéntrico, provocador y, desde luego, mediático. No es, como dijo el alcalde Pablo Ruz, exactamente “una estrella internacional” —quizá ahí se le fue un poco la mano—, pero sí es una figura reconocible y con gran capacidad de atraer atención, algo nada menor en un acto pensado para arrancar las fiestas por todo lo alto.

Lo que sorprende, más que su nombre, es el ruido que ha generado. Porque en Elche hemos tenido muchos pregoneros sin ningún tipo de relación directa con la ciudad, y sus nombramientos no causaron esta tormenta.

En 1997, el pregón lo pronunció Fernando Delgado, escritor y periodista tinerfeño. En 2004, José Sacristán, reconocido actor madrileño, subió al balcón del Ayuntamiento, también lo hizo Concha Velasco, figura clave del cine y teatro español. En 2005, el elegido fue Miguel Bosé, artista de proyección internacional, quien participó en el acto junto al entonces alcalde Diego Maciá. En 2008, el encargado fue Luis Merlo, actor con una larga trayectoria en televisión, y en 2010, Gabino Diego, otro actor de fuera sin conexión conocida con Elche.

Ninguno de ellos tenía vinculación con la ciudad. Y todos vinieron cobrando. Tampoco se cuestionó entonces que varias pregoneras ilicitanas también recibieran retribución económica. Por eso, cuesta no pensar que parte del revuelo actual tiene más que ver con lo que Mario Vaquerizo representa, que con su relación con Elche.

¿El pregón debe ser una distinción o una celebración?

El caso ha reabierto una vieja cuestión: ¿el pregón debe ser un reconocimiento a personas relevantes vinculadas con Elche, o un acto festivo pensado para arrancar con alegría las fiestas? La elección de Vaquerizo parece apostar decididamente por lo segundo.

Lo cierto es que, aunque ha habido pregoneros muy respetables, también ha habido discursos que han resultado plúmbeos, largos, institucionales hasta el bostezo, y completamente desconectados del público asistente. Vaquerizo, en cambio, asegura espectáculo, frescura y —como mínimo— que nadie desconecte durante los diez minutos que dure su intervención.

Un pregón que dará que hablar

El acto tendrá lugar el próximo 7 de agosto desde el balcón del Ayuntamiento, y todo apunta a que Mario Vaquerizo acudirá acompañado de Alaska, lo que suma atractivo mediático a la cita.

Eso sí, también se echa en falta que este año el pregón no haya sido la ocasión para rendir homenaje a personas muy vinculadas al presente ilicitano. Por ejemplo, Josan, jugador ilicitano del Elche CF y una de las piezas clave en el reciente ascenso a Segunda División. Un pregón de agradecimiento popular también hubiera sido bien recibido.

Sea como sea, lo que parece seguro es que el pregón de este año no será uno más. Si el objetivo era dar que hablar y poner el foco en Elche… misión cumplida.