HISTORIA

Desde Elche con arroz: la historia del restaurante que conquistó Barcelona a cucharadas

Elche no solo dio nombre al local, también trajo a la ciudad condal el plato que nadie conocía y ahora todos adoran: el arroz con costra
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Iván Hurtado
28 de junio de 2025 - 01:23

En 1959, cuando en Barcelona aún no se hablaba de “brunch” ni los chefs llevaban tatuajes, un matrimonio ilicitano llegó al barrio de Poble Sec con una idea clara: cocinar como en casa. Andrés Iborra y Carmen Vicente, vecinos de Elche, abrieron un bar restaurante sencillo, directo, con nombre de origen: Elche.

No hacía falta más. Solo buena cocina, fuego lento y recetas traídas del palmeral. Y entre todas ellas, una joya que los barceloneses descubrirían como quien encuentra un tesoro escondido: el arroz con costra.

Sí, el famoso arroz con costra, con su capa dorada de huevo cuajado por encima, ese que huele a domingo, a sobremesa larga y a cocina de verdad. Los paisanos de Carmen, nostálgicos del sabor de su tierra, empezaron a pedírselo. Y lo que empezó como un “hazlo para nosotros” terminó convirtiéndose en el primer restaurante de Barcelona especializado en arroces levantinos, con el de costra como plato estrella.

Elche se convirtió poco a poco en lugar de peregrinación para artistas del Paral·lel, amantes del buen comer y cualquiera con ganas de saber qué demonios era ese arroz con tapa crujiente que hacía salivar al barrio entero. Mientras otros apostaban por lo moderno, Carmen seguía fiel a sus raíces, y la ciudad se rindió al encanto del sabor ilicitano.

Los hijos, Eduardo y Andrés, cogieron el testigo con los años, pero sin perder el alma: el costra sigue saliendo del horno con ese aroma inconfundible que hace que los nacidos lejos del Vinalopó se crean de Elche durante un rato.

Hoy, en un Poble Sec que rebosa gastronomía internacional, el restaurante Elche mantiene su sitio como referencia para los amantes del arroz auténtico. No solo porque lleve más de medio siglo sirviendo paellas, sino porque trajo un plato que nadie conocía fuera del sur… y que ahora tiene club de fans propio.

Porque el arroz con costra no es solo una receta: es una declaración de intenciones. Es cocina de verdad, de raíces, con cuchara, horno y orgullo. Y gracias a la familia Iborra, Barcelona aprendió que, a veces, lo mejor viene con una buena capa por encima.

Y que decir “quiero un Elche” en la ciudad condal… puede ser tan potente como decir “quiero volver a casa”.

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