HISTORIA

¿Quién fue realmente Manuel Martínez Valero?

El hombre que transformó al Elche C.F. y apostó por una España en transición
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Daniel Ruiz Perona
19 de julio de 2025 - 03:26

Cuando hablamos del estadio Martínez Valero, todos pensamos en el corazón futbolístico de Elche, ese lugar que ha acogido cientos de partidos y momentos históricos para la ciudad. Pero pocas veces nos detenemos a conocer a fondo quién fue el hombre detrás de ese nombre: Manuel Martínez Valero, un personaje clave en la historia reciente de Elche que marcó no solo el deporte local, sino también la vida empresarial y política de la ciudad.

Nacido en Murcia en 1919, en un entorno humilde y marcado por las dificultades de la posguerra, Martínez Valero fue un joven que tuvo que asumir responsabilidades desde muy pequeño. Su familia se trasladó a Elche cuando él era apenas un niño, y las ausencias de su padre le obligaron a trabajar desde temprano para ayudar a mantener a sus hermanos junto a su madre. Su entrada en el mundo del calzado comenzó como aprendiz, una industria que no tardaría en conquistar y a la que dedicó buena parte de su vida. No tuvo oportunidad de una educación formal extensa, pero nunca dejó de formarse por su cuenta, estudiando contabilidad y otras materias a través de cursos nocturnos y por correspondencia.

Su vida, como la de tantos jóvenes de su generación, estuvo marcada por la Guerra Civil española. Movilizado hacia el final del conflicto, fue destinado a la XI Brigada Internacional del Ejército Republicano y, tras la derrota, vivió el exilio y los campos de concentración en Francia. Regresó a Elche tras un paso por el campo de concentración de Reus, donde sus familiares lograron que pudiera volver. Estas vivencias forjaron en él un carácter resiliente y una conciencia social que le acompañarían siempre.

Pero fue en Elche donde realmente comenzó a construir su legado. Tras varios años como representante comercial, fundó su propia empresa de calzado, que bajo su impulso creció hasta emplear a cientos de personas y convertirse en una de las referencias del sector en la ciudad durante su época más floreciente. Este éxito empresarial le permitió consolidarse como un referente local, pero su pasión por el deporte y la ciudad le llevó a implicarse con el Elche Club de Fútbol.

Su relación con el club comenzó en 1960 cuando fue nombrado vicepresidente. Solo dos años después, en 1962, tomó las riendas como presidente, cargo que mantendría hasta 1968 y luego retomaría entre 1971 y 1982. En total, 17 años al frente del club, convirtiéndose en el presidente que más tiempo ha mantenido al Elche C.F. en la Primera División, con once temporadas en la élite del fútbol español. Bajo su mandato, el equipo alcanzó su mejor clasificación histórica, un quinto puesto que todavía se recuerda como un hito.

Pero Martínez Valero no solo se conformó con resultados deportivos. Era consciente de que un club grande necesitaba unas instalaciones a la altura, y fue el gran impulsor de la construcción del nuevo estadio de Elche, que lleva su nombre desde 1989. El proyecto, iniciado en 1975 y culminado en 1976, supuso una revolución para el fútbol local, permitiendo que Elche fuera sede de partidos del Mundial de 1982 y abriera la ciudad al mundo.

Su actividad no se limitó al fútbol ni a la empresa. En los años de la transición española, Martínez Valero tomó la política como un nuevo desafío. Militante de la Unión de Centro Democrático (UCD), representó una visión progresista y moderada en un momento crucial para España. Proveniente de una juventud marcada por el socialismo, se definía como “un joven socialista a quien la vida hizo liberal”, lo que refleja su evolución personal y su apuesta por el diálogo, el esfuerzo individual y la iniciativa privada como motor de cambio.

Aunque nunca llegó a ocupar un escaño en el Senado, su participación en las elecciones de 1979 y su activa militancia muestran su compromiso con la reconstrucción democrática. Además, dejó plasmado en sus escritos, como el libro La España posible, su reflexión sobre el país, la política y el papel del ciudadano en la transformación social.

Murió en 1983, pero su legado sigue muy vivo en Elche. No solo por el estadio que lleva su nombre, sino por el ejemplo de un hombre que supo crecer desde la humildad, transformar su entorno a través del trabajo duro, la visión y el compromiso con su ciudad y su tiempo.

En definitiva, Martínez Valero fue mucho más que un presidente de fútbol o un empresario: fue un símbolo de la Elche que se reinventaba en la segunda mitad del siglo XX, un testimonio vivo de las luchas, éxitos y esperanzas de toda una generación.

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