Hace justo 720 años, un 19 de mayo de 1305, nuestra ciudad fue protagonista silenciosa de uno de los tratados más importantes de la Edad Media peninsular. Y no, no es exageración de ilicitano orgulloso: el Tratado de Elche puso fin a años de tensiones entre Castilla y Aragón por el control del estratégico Reino de Murcia, y fue una jugada maestra que evitó una guerra a gran escala. ¡Y todo esto ocurrió aquí, en nuestra ciudad!

Para entenderlo hay que remontarse a una época en la que las coronas cristianas estaban en plena carrera por ocupar territorio, en la recta final de la Reconquista. El Reino de Murcia —antiguamente taifa islámica— ya llevaba tiempo siendo un caramelo político, hasta que la cosa se puso seria entre Fernando IV de Castilla y Jaime II de Aragón.

Elche se convirtió en punto de encuentro y sello final de un pacto que había empezado a cocerse un año antes, con la Sentencia Arbitral de Torrellas (1304), dictada por mediación papal. Y sí, el Papa metía mano, porque mantener la paz entre reinos cristianos también era asunto de fe (y de poder).

El resultado: un nuevo mapa para el sureste. Castilla se quedó con Murcia, Cartagena, Molina de Segura y Blanca. Aragón, por su parte, sumó a su corona las tierras de Caudete, Elda, Aspe, Sax, Villena y Petrer. Cambiaron los señores, las costumbres… ¡y hasta la lengua! En algunas zonas del actual sur de Alicante se empezó a oír más valenciano y catalán, reflejo de su nueva identidad aragonesa.

Pero más allá de las fronteras, el Tratado de Elche fue todo un ejercicio de diplomacia medieval, lleno de equilibrios, cesiones, herencias y un reparto digno de cualquier partida de ajedrez entre reyes. Violante Manuel, hermana de Don Juan Manuel, intercambió tierras con Fernando IV; Don Juan Manuel cedió Elche y se quedó con Alarcón; y hasta hubo rifirrafes porque Jaime II no quiso entregar Albarracín, como exigía Castilla. Vamos, un auténtico juego de tronos… pero en versión ilicitana.

Y no olvidemos que este tratado también encaja en el gran puzle de lo que somos hoy. La incorporación definitiva de Elche a la Corona de Aragón, unos años más tarde con el privilegio de anexión (1308), fue clave para su desarrollo político, económico y cultural dentro del Reino de Valencia.

Gracias a esa estabilidad, Elche floreció en la Edad Media con todo su esplendor: su sistema de regadío islámico (nuestro querido palmeral), la convivencia entre culturas y la creación de una joya universal como el Misteri d’Elx, hoy Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Así que sí, amigos de Elche Capital: esta semana Elche cumple 720 años como ciudad de tratados, pactos y decisiones históricas. Quizá no lo celebramos con fiestas, pero no está de más recordar que nuestra ciudad no solo hace zapatos de categoría o conserva el mejor palmeral del mundo. También fue, es y será un lugar donde se firman páginas importantes de la historia. Y eso… ¡también es motivo de orgullo!